1. Heil mama (Cap. 6)


    Fecha: 18/02/2019, Categorías: Incesto Anal Autor: DocJoliday, Fuente: CuentoRelatos

    El domingo por la mañana me vestí lo mejor que pude, con unos pantalones azules, una camisa blanca y zapatos marrones en lugar de mis habituales botas militares. No parecía un skinhead, solo un joven con la cabeza rapada que se había endomingado para acompañar a su madre a la iglesia. Estaba un poco nervioso, como si tuviese una cita con la mujer de mis sueños, y en cierto modo era así. A la once y pico fui a la cocina y me tomé un café mientras mamá terminaba de arreglarse. La iglesia estaba a cinco minutos de casa, así que no había prisa. Mientras bebía, sentado a la mesa, mi tía Merche apareció, despeinada y somnolienta, recién levantada. Llevaba una camiseta larga y holgada, de esas que las mujeres se ponen para andar por casa. No era tan corta como sus otros modelitos domésticos, pero dejaba ver casi enteras sus largas piernas. Estaba seguro de que no llevaba bragas. A esas alturas la conocía tan bien que casi podía oler su coño depilado a tres metros de distancia. Se apoyó en la encimera, con una pierna flexionada, y me miró de arriba a abajo. —Qué guapo te has puesto, Paquito —dijo, con la voz espesa y su habitual sarcasmo. —Voy a la iglesia con mi madre —dije, mirándola fijamente, desafiándola a que dijese algo inapropiado. La noche anterior, de madrugada, había entrado en su dormitorio y prácticamente la había obligado a hacerme una mamada, totalmente desnuda y arrodillada delante de mí. Se había resistido al principio, pero había terminado tocándose mientras ...
    ... engullía mi verga y se había tragado hasta la última gota de lefa. Nuestra relación se había vuelto extraña y malsana. No nos soportábamos el uno al otro, pero el incesto clandestino nos calentaba de tal forma que perdíamos el control. Además, yo la necesitaba para desfogarme y mantener a raya mi deseo hacia su hermana mayor. Esa noche, cuando me la chupaba, yo había pensado en mi madre todo el tiempo. —Me alegro de que cumplas el trato y pases más tiempo con ella —dijo Merche. Caminó hacia la nevera, moviendo las caderas más de lo necesario. La muy zorra quería ponerme cachondo en el momento más inoportuno —. Además... Tendrás algún que otro pecado que confesar, ¿no? —Muy graciosa, tita. Seguro que no tantos como tu. ¿Quieres venir con nosotros? —No gracias, ya estuve anoche de rodillas y me duelen un poco —bromeó. Se sirvió un vaso de zumo y se sentó a la mesa frente a mí, con las piernas cruzadas. Su pie descalzo subió y me acarició el muslo, buscando mi paquete. —No hagas eso, joder. —Aparté su pie con la mano, pero ya había conseguido calentarme —. Oye, he pensado en lo de ir a tu piso del centro. Podemos ir esta tarde. —Mmm, no es mala idea. Pero, ¿qué vamos a decirle a tu mami? —Pensará que estoy con mis colegas. Tu dile que has quedado con tus amigas o cualquier mierda que se te ocurra. —Está bien. Al menos allí podré gritar cuanto quiera. Dime... ¿vas a hacerme gritar, Paquito? —ronroneó, intentando de nuevo tocar con el pie el bulto que no paraba de crecer en mis ...
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