1. Teresa


    Fecha: 18/02/2019, Categorías: Sexo Duro Sexo con Maduras Autor: frandragon79, Fuente: xHamster

    En aquella época trabajaba de administrativo en una empresa de venta de juguetes eróticos y solía cumplir mi horario como un reloj, tanto de salida como de entrada a la oficina. Pero un día, Teresa, que era mi superior, decidió pasarme un montón de faena urgente a última hora de la tarde obligándome con eso a tener que quedarme a hacer horas extras, las cuales no me remuneraban.Ya de por si mi jefa y yo no nos llevábamos demasiado bien, como para encima eso para acabar de redondearlo, y ella lo notó y al ver mi cara me dijo:- Oye, que tu te tienes que quedar pero yo también, porque he de cerrar la empresa y hasta que no acabes no voy a poder marcharme.Se fue yendo todo el mundo y ahí estábamos los dos con caras de pocos amigos, yo trabajando a toda prisa para acabar cuanto antes y ella charlando por teléfono con sus amigas y jugueteando con su móvil.De golpe, Teresa dió un salto de la silla y me dijo:- Mierda! Los chicos del almacén se han olvidado de preparar unos pedidos que tenían que salir hoy urgentes. Vamos en un momento al almacén a prepararlos nosotros y después sigues con lo tuyo.A regañadientes, fui con ella al almacén, era un espacio anexo a las oficinas con muchos pasillos y estanterías hasta casi el techo, llenas de los más variopintos juguetes sexuales, con un espacio de un metro aproximadamente entre estantería y estantería.Ella llevaba los listados con los pedidos y yo sujetaba la caja donde iba colocando los productos encargados, hasta que, de golpe, me da un ...
    ... plug anal negro con bultitos y me dice:-Este ponlo aparte que me lo llevo a mi casa para probarlo.En ese momento lo cojí y me quedé alucinado con su comentario.Teresa era una mujer separada de algo más de 50 años, de algo menos de 1,70 de estatura, rellena, con buenas caderas y pechos grandes a conjunto con el resto, con un cuerpo típico de mujer de su edad. Tenía un carácter bastante seco, rozando la bordería en la mayoría de los casos y con la cual nunca había tenido la más mínima confianza como para enterarme de que querría meterse por sus partes esa buena señora al llegar a casa.No dije nada y ella siguió preparando pedidos, y al cabo de un rato me dió para que le guardase un pene negro de tamaño considerable con muchas venas, de estos que se sujetan con una ventosa, también para llevárselo a casa. Tras eso, fueron cayendo unas bolas chinas triples, unas fundas vibradoras para los dedos y un par de botes de lubricantes anales. Todo para que Teresa lo probase en su casa.Yo ya lo flipaba, pero seguía sin decir nada de nada, iba tras ella por los pasillos sujetando las cajas y sus juguetitos y para mi era inevitable el pensar lo que podría hacer mi jefa con todo eso al llegar a casa. La imaginaba colocándose las bolas chinas en el lavabo de la oficina antes de ir a coger el metro, para llegar bien caliente a casa y ponerse a lubricar el pene negro de goma, clavar la ventosa en una silla y sentándose sobre él metiéndoselo enterito por el coño. La imaginaba desnuda en el sofá ...
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