1. Qué manera de iniciarme


    Fecha: 23/02/2019, Categorías: Incesto Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    ¡Que manera de iniciarme! Lo que les voy a platicar, es lo más hermoso que me ha pasado en mis corta vida. Estoy por cumplir mis primeros 16 años, me acaban de desvirgar y soy la mujer más feliz del mundo. No soy una mujer modelo, mi cara llena de pecas me tiene totalmente acomplejada y mis tetas no superan el tamaño de una naranja, aunque eso sí, como nunca tuve novio, están realmente duras. Mi cintura es como la de cualquier mujer normal, igual que mi trasero. ¡Ah!, pero mis piernas, los chicos del colegio me juran que son de concurso. Como en toda familia, siempre hay un primo guapo y Fabián, que anda en los 22, no podía ser la excepción. Es muy alto, debe andar por el 1.90, bastante fuerte y musculoso y bastante tierno en el trato con la familia. Aunque poco nos vemos, pues vivimos en ciudades distintas, cada vez que las familias se reúnen, no puede evitar mi admiración por él, aunque nunca me ha hecho el menor caso. Pero resulta que esta temporada de vacaciones, mi papá consiguió que la empresa para la que trabaja lo premiara por su destacada labor y le ofrecieron una semana en Acapulco, para lo cual contaba con una residencia, toda amueblada, de cinco recámaras. Como nosotros solo ocuparíamos dos, mamá propuso invitar a su hermana Adriana, la mamá de Fabián, con su familia. Así, llegó el lunes y ya estábamos desempacando en Acapulco. Los primeros dos días fueron de rutina, con salidas a la playa, a los principales lugares turísticos y salidas a bailar por la noche. ...
    ... Nada digno de destacar. Pero el jueves por la noche, cuando nos disponíamos a salir a cenar fuera de casa, fue sorprendida en el baño, cuando acababa de secarme después de la ducha. Fabián abrió la puerta que yo por descuido dejé sin seguro y pudo verme totalmente en pelotas. Mi sorpresa fue mayor, pues mi admirado primo se quedó más de un minuto observándome de arriba abajo. Luego, cerró la puerta sin decir nada. Pero algo tramaba el muy cabrón. Sabedor de que mi admiración por él, en la noche me sacó a bailar tan solo para aprovechar las baladas y darme unos juntones que me hacían sentir su verga bien parada, pegada a mi entrepierna. Ni yo ni dije nada y tampoco él hizo mayor cosa. Al día siguiente, cuando dijo que saldría a comprar algunos víveres, me invitó a acompañarlo, con una sonrisa irónica a la que no pude resistir. Podía intuír que era lo que quería y eso me hizo sentir punzaditas en mi vagina. En lugar de tomar el camino hacia el centro comercial, lo hizo con rumbo a la salida, hacia el aeropuerto, donde hay playas todavía solitarias. En el trayecto, el tema fue la gran cantidad de novias que ha tenido y con cuántas había tenido relaciones sexuales. Ël aprovechaba cualquier pretexto para tocarme y sobarme las piernas. En un momento dado, estacionó el Jeep que manejaba y me invitó a caminar. Apenas llevábamos unos metros, me tomó de la mano y en un rato más, ya me llevaba abrazada. Sin previo aviso, paró la marcha, me abrazó y me dio un baso tan rico y cachondo, que ...
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