1. Historia del chip (039): El club (Enko 003)


    Fecha: 27/02/2019, Categorías: Dominación BDSM Autor: chopin, Fuente: CuentoRelatos

    ... demasiado atrevido. Lo tenía más incorporado en discotecas y algún que otro restaurante de lujo. Y solían ir en la limusina. En todo caso, este viaje sería un martirio en ese aspecto, pues Enko le había explicado que casi todo el rato llevaría exclusivamente su nuevo protector vaginal, como único y exclusivo atuendo. Nadia sentía algo de humillación sólo con pensar en ello. No le importaba la idea de estar completamente desnuda en una playa si así lo requería Enko. Sin embargo, el protector proclamaba al mundo su castidad. O su desvergüenza, que obligaba a su amante a encerrar su mayor tesoro. Al menos, Enko le permitiría quitarse los aros de los pechos cuando estuviera en público si no llevaba el top. Enko acarició el largo muslo desnudo y sensual durante el viaje, indiferente a los trajines de las azafatas. En ocasiones, -si no había moros en la costa-, despegaba el top y acariciaba uno o los dos pezones, haciendo que Nadia suspirarse de alivio o de ardor, según la clase de caricia o el grado de crueldad del tejido cuando volvía a su lugar. Habían repetido esos movimientos tantos miles de veces que para Nadia casi no había otra manera de hacer el amor, salvo cuando Enko la penetraba, algo ahora ya lejano. Y su cerebro prefería mil veces esas caricias fugaces o agresivas, los roces inadecuados del top y las yemas a cualquier otro estímulo. Creada la necesidad, Nadia pedía el contacto y se había convertido en una adicta. *—*—* Jamaica era preciosa. La limusina estaba ...
    ... esperando a pie de avión y Nadia respiró aliviada al observar el vehículo, sabiendo que no tendría que ser exhibida por todo el aeropuerto. Se quitó la chaqueta antes de entrar en el vehículo, delante del chófer que esperaba con la puerta abierta. Y levantó la falda antes de sentarse. Sabía que el hombre estaba contemplándola. No le resultó difícil o extraño, ya lo había hecho cientos de veces en Nueva York. En cuanto Enko entró, lo primero que hizo fue levantar la tela y acariciar los pezones, como si llevara siglos sin hacerlo. Nadia entendió el mensaje, mientras Enko levantaba el cristal que les daría privacidad, ella le fue quitando los pantalones y los calzoncillos. A su vez, él le quitó el top, aunque no la falda, que por lo visto no molestaba tanto. Eyaculó jugando con los pezones y haciendo que Nadia tuviese que usar todos sus recursos para evitar su orgasmo mientras le daba el suyo a Enko. No le molestó en absoluto, al contrario, se sintió adulada. Enko le ofreció agua para aclararse la garganta y refrescarse. —Quítate todo. Vamos a alojarnos en un club al que pertenezco. Debes estar completamente desnuda. Al igual que aquí, ya que la limusina es del club, también. Deja todo lo que lleves, salvo tu bolso, en ese cajoncito y luego lo bloqueas. Sólo el conductor puede abrirlo una vez hayas pulsado el interruptor. Nadia se quitó el top y los aros para luego levantarse y retirar la falda de las caderas. Introdujo los elementos en la minúscula cabina y recordó los tacones que ...