1. LA HISTÓRIA DE MONTSE FERNANDEZ


    Fecha: 07/03/2019, Categorías: Sexo en Grupo Sexo Duro Voyerismo Autor: reininblack, Fuente: xHamster

    ... anchas.También Ambrosio estaba allí, ya que hacía tiempo que se había convencido de laimposibilidad de conservar a Montse Fernández para él solo, y a mayor abundamiento temía laanimosidad de sus cofrades.David Brown también formaba parte de su equipo, y su enorme miembro causabaestragos en los juveniles encantos que atacaba.El Superior tenía asimismo oportunidad de dar rienda suelta a sus perversos gustos, yni siquiera la recién desflorada y débil Julia escapó a la ordalía de sus ataques. Tuvo que 107 de 107someterse y permitir que, entre indescriptibles emociones placenteras, arrojara su viscososemen en sus entrañas.Los gritos de los que se venían, la respiración entrecortada de aquellos otros queestaban entregados al acto sensual, el chirriar y crujir del mobiliario, las apagadas voces ylas interrumpidas conversaciones de los observadores, todo tendía a dar mayor magnitud ala monstruosidad de las libidinosas escenas, y a hacer más repulsivos los detalles de estabatahola eclesiástica.Obsesionada por estas ideas, y disgustada sobremanera por las proporciones de laorgía, huí, y no me detuve hasta no haber ...
    ... puesto muchos kilómetros de distancia entre miser y los protagonistas de esta odiosa historia, ni tampoco, desde aquel momento, acariciéla idea de volver a entrar en relaciones de familiaridad con Montse Fernández o con Julia.Bien sé que ellas vinieron a ser los medios normales de dar satisfacción a losinternados en el seminario. Sin duda la constante y fuerte excitación sexual que tenían queresentir había de marchitar en poco tiempo los hermosos encantos juveniles que tantaadmiración me inspiraron. Pero, hasta donde cabe. mi tarea ha terminado, he cumplido mipromesa y se han terminado mis primeras memorias. Y si bien no es atributo de una pulgael moralizar, sí está en su mano escoger su propio alimento.Hastiada de aquellas mujercitas sobre las que he disertado, hice lo que hacen tantosotros que, no obstante no ser pulgas, tal como lo recordé a mis lectores al comenzar estaprimera narración, hacen lo mismo, chupar la sangre: emigré, con la nueva promesa a mislectores de un segundo volumen, en el peregrinar por escoger mi propio alimento.lectores de un segundo volumen, en el peregrinar por escoger mi propio alimento. 
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