1. Esclavizado por perversos


    Fecha: 08/03/2019, Categorías: Dominación Gays Autor: señoreduardo, Fuente: CuentoRelatos

    ... Mi miedo aumentaba y supe que resistiéndome saldría perdiendo, porque esos dos pervertidos me tenían en sus manos, indefenso. Entonces dije en un murmullo: -No, señor… No me… no me pegue… -pero apenas dije eso el ingeniero volvió a pegarme en la cara y con tanta fuerza que el golpe me derribó sobre la alfombra con los ojos llenos de lágrimas: -No estás obedeciendo, nene, ¿cómo te ordené que tenés que llamarnos? Me di cuenta del error que había cometido y dije después de tragar saliva: -A usted ingeniero y al otro señor, doctor. -¡Muy bien, nene!... Muy bien, veo que empezar a entrar en razón. Ahora parate. -Sí, ingeniero… -Las manos atrás, las piernas juntas y la cabeza gacha. –me ordenó desde el sillón el doctor, y adopté inmediatamente esa postura, porque ya conocía de sobra las consecuencias de resistirme. -Decime, nene ¿sos gay? –me preguntó el ingeniero. La pregunta me sorprendió pero contesté con firmeza: -No, ingeniero. -Mmmmmhhhhh, raro, porque un poco parecés una hembrita… -Pero no soy gay, ingeniero. Los dos hombres rieron y el ...
    ... doctor dijo: -Bueno, acá te vamos a convertir en un putito. Ante semejante comentario y las risas perversas no pude contenerme y supliqué al borde del llanto: -¡No!... ¡Por favor no!... Pero mis ruegos, lejos de conmoverlos parecían excitarlos todavía más. El ingeniero fue hasta el bargueño y volvió con un pequeño pote que dejó sobre la mesa. -Todo listo. –dijo. –y me envolvió en una mirada lujuriosa. -Por favor… -me atreví a suplicarles otra vez. –no me lo hagan… -pero el doctor me tomó de un brazo y me llevó hasta el borde de la mesa, sobre la cual debí inclinarme temblando de miedo. De reojo vi ambos se desvestían entre comentarios obscenos respecto de mí y lo que iban a hacerme. Una vez desnudos pude ver cómo se embadurban las pijas con una crema contenida en el pote. Pensé en mis padres y en la preocupación que estarían sintiendo porque yo no había regresado a casa, y enseguida comparé el tamaño de esas pijas, que de reojo veía erectas, con lo diminuto del orificio anal. “¡Me van a reventar el culo!” –me dije desesperado. (continuará) 
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