1. Soy la puta de mi ahijado (VI)


    Fecha: 12/03/2019, Categorías: Incesto Sexo con Maduras Autor: amadecasamari, Fuente: CuentoRelatos

    ... que te sientas realmente como una puta, los he cobrado a mis amigos 50 Euros a cada uno por estar hasta la hora de comer contigo. Es un precio muy barato para lo que se cobraría en un prostíbulo por una hembra como tú. Pero he considerado que son mis amigos y no quiero abusar. Pues el cobrarlos es solamente para que sientas realmente la sensación de ser puta y cobrar por prestar tu cuerpo al cliente para que haga con él lo que quiera. Como sé que estas nerviosa, en vez de estar sentada en el salón esperándonos , si tienes que hacer algo en la casa, en la cocina, etc. ves haciéndolo, de esa forma te distraerás y no pensarás en esto y se te pasará un poco los nervios. Hasta dentro de un ratito que vuelvo con ellos. Gracias de nuevo, mi amor, por todo lo que vas hacer por mí.” Yo a medida que pasaba el tiempo, no sé porque iba sintiendo cada vez más ganas de entregarme a estos cuatro adolescentes que estaban a punto de llegar. Notaba la calentura en mi entrepierna y en el interior de mi cuerpo, me lleve la mano a mi sexo por encima de mi tanga y note que estaba completamente mojado por los jugos que salían de mi chochito (en aquel entonces no sabía porque podía ser, pero después al enterarme y decirme Raúl que las pastillas que me había dado eran afrodisiaco, lo comprendí, era porque ya me habían empezado hacer efecto las pastillas. La toma recomendable era una pastilla medía hora antes de comenzar y sus efectos duran de dos a tres horas, y el bruto de mi ahijado me había dado ...
    ... dos pastillas). A las 10,05 llamaron a la puerta, yo toda nerviosa me coloqué como pude la poca ropa que llevaba y me dirigí abrir la puerta. Al llegar quise ver cómo eran y miré por la mirilla y pude ver a Raúl con tres chicos, como había prometido. Todos adolescentes guapos y fuertes, poco más o menos de su edad, por tanto podían ser perfectamente mis hijos por la edad. Uno de ellos le conocía de haber estado alguna vez, (ante de todo esto) con Raúl cuando me había visitado en mi casa alguna vez y eso me hizo sentir aún más avergonzada por lo que iba hacer. Entonces cogí y les hice pasar rápidamente al interior. No quería que cualquier vecino o vecina pudiera ver que entraban en mi casa cuatro chicos a esa hora de la mañana y que si esperaban, un poco, vieran que tardaban más de la cuenta en salir, pues estarían conmigo alrededor de 3 o 4 horas y eso seguro que les haría sospechar. Ya dentro, cuando me vieron así vestida se quedaron alucinando mirándome, con lujuria en los ojos, y medio babeando por la visión de mis piernas y el espectacular escote que al dejar desabrochados los botones me había dejado, la verdad es que debieron empalmarse en ese mismo instante. Les saludé y les di dos besos a cada uno, acercando mucho mi boca a sus labios, y pegando mis pechos a sus cuerpos, para haciendo caso a lo que me había dicho mi ahijado, darles la sensación de seguridad y desenvoltura. Después le hice pasar al salón una vez allí les invité a sentarse, haciéndolo yo en el medio del ...
«1...345...23»