1. (15) Reflexiones sin bragas


    Fecha: 13/03/2019, Categorías: Lesbianas Sexualidad, Autor: Mister Neron, Fuente: CuentoRelatos

    1 -Son las nueve de la mañana. Noticias Cadena SER. Hoy hemos amanecido con una ola de calor subsahariana, así que las temperaturas pueden alcanzar los 35 grados en la sombra. Desde aquí aconsejamos evitar exponerse al sol para evitar lipotimias e hidratarse con mucho agua. 2 Nada más levantarse de la cama, Ana se fue flechada al ventilador. Desnuda y acalorada, así se quedó un rato. Del bochorno ni siquiera tuvo ganas de desayunar, solo de beber agua fría a litros. No sabía a ciencia cierta si era el calor húmedo que había, pero Ana sentía las hormonas en ebullición. Necesitaba un macho que la montara, y lo necesitaba ya. Estaba tan cachonda que al primero que pillara se lo tiraba. Puto calor. Se le enrojecía el potorro de modo alarmante. En ese momento sonó la puerta del piso. Desnuda y sin taparse, abrió la puerta. Era el vecino de arriba, un baboso gordinflón de 42 años. Al ver la estampa de Ana se le fue el habla. -Hola, ¿quieres algo? -Sí… me he quedado sin sal y pensé que quizás… tú… -Te voy a dar sal y de la buena –le obligó a entrar dándole un tironazo del brazo. -Oye, Ana, ten cuidado, ¿qué haces? -Hoy estás de suerte. Sigue el meneo de mi culo. Y más que lo siguió hasta el salón. -Siéntate en ese sofá. -Yo solo quiero… -¡Que te sientes, coño! -Voy, voy. Una vez sentado, Ana le desabrochó los vaqueros. -Ana, ¿qué haces? -No te hagas el santito conmigo. Sé que eres un depravado de niñas. -¿Yo? No. -¿No? ¿Y todas esas fotos pedófilas de tu ordenador? -¿Có… có… cómo ...
    ... sabes eso? -Yo lo sé todo. La información es poder. Y sé que robas bragas de los tendederos, incluso las mías. ¿Miento? -Es que tengo un problema con el sexo. -¡Madre mía, ya lo veo! –le sacó polla tan tiesa y larga como el palo de una fregona-. ¿Te gusta ver fotos de quinceañeras desnuditas? -Yo no… -Te suelo ver en el parque con tu cámara oculta y babeando con las minifaldas que pasan. Eres todo un guarrete. -¿Qué coño te pasa? -No sé, debe ser este calor que me pone perraca. -Pues venga, zorra, sube a la noria –la agarró de cada nalga. -Vaya, eres más guarrón de lo que pareces. -Quiero tu chochito, Ani. Es el sueño de años. -Haré hoy una excepción porque estoy muy salida, pero de esto ni mu. No quiero perder mi gran reputación en el barrio. -¿Qué reputación? ¿La de puta? -Eres muy malote –colocó Ana sus caderas encima de aquella masa venosa de carne-… ¡ale hop! –y de una bajada se atravesó ella misma-. ¡Coooooño! -Buffff… estás pringosa. ¿Qué es? ¿Sudor o flujo? -Las dos cosas. -Apestas que no veas. ¿Desde cuándo no te duchas? -Ya ni me acuerdo –procedió Ana a los primeros saltos. El vecino lamía sus tetas como si fuesen dos peras maduras y sabrosas-. Joder… coño… qué rabo… -insistía ella en más saltos. El vecino soltó un eructo apestoso de tanto gusto. -Joder… -sintió Ana cierta repulsa-. ¿Has comido ajo? -Sí, con cuatro huevos. Pero para huevos los dos que me cuelgan –rió el vecino como un bobalicón. -Me corro ya y acabamos, ¿eh? Pero el vecino la abofeteó el culo con ...
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