1. HISTORIAS DE LA OFICINA II (Franc)


    Fecha: 15/03/2019, Categorías: Gays Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    ... entraran y cerró la puerta con llave. Era una habitación pequeña pero más grande de lo que imaginaba; tenía una cama de una plaza y media toda desordenada un armario con herramientas y otra puerta que daba a un baño. La iluminación era escasa. Tato y Rolando una vez adentro, me acostaron boca arriba en la cama sin dejar de sujetarme (ahora por las muñecas y los tobillos) y le dijeron: "es para que te diviertas" El Sr. Hernández sin abandonar aquella sonrisita hacia el costado me contempló por algunos momentos y dijo con su habitual voz gruesa pero con tono condescendiente: "se le va a arruinar la ropa..." Por un momento pensé que me había librado de la tortura de las cosquillas, pero Tato y Rolando se miraron y uno dijo: "tenés razón viejo, quitémosela" e inmediatamente me dejaron completamente desnudo. El Sr. Hernández me volvió a contemplar detenidamente y al final dijo: "es cierto que no tiene ni un pelito..." En ese momento supe que el Sr. Hernández estaba al tanto de las prácticas que mis anteriores compañeros llevaban a cabo conmigo en el vestuario y que no estaba allí para ser sometido a una sesión de cosquillas... había sido llevado hasta allí para ser su putita. Miré aterrorizado cómo aquel hombre se quitaba los pantalones y el calzoncillo y comenzaba a pajearse. Protesté pero me tapaban la boca o sea que sólo pude emitir algunos sonidos ahogados. Tato y Rolando reían complacidos y claramente excitados. Pude ver como sus bultos se hacían cada vez más grandes debajo ...
    ... de sus pantalones. El Sr. Hernández parado a los pies de la cama hizo un gesto y mis jóvenes captores me pusieron de rodillas y presionaron mi espalda hasta que mi pecho quedó contra el colchón y cruzaron mis brazos sobre mi espalda siempre aprisionado por alguno de ellos y sus rodillas inmovilizaban mis tobillos. Traté de levantar mi cabeza hasta donde pude y la visión que tuve fue grandiosa. Vi las rodillas de aquel hombre, sobre las que se levantaban dos muslos musculosos como de piedra, cubiertos por una fina capa de vellos. Luego sus dos enormes bolas y un pene gigante con una cabeza entre rosada y marrón que brillaba bajo la tenue luz y ya se adivinaba que comenzaba a expulsar los líquidos pre seminales mientras era masturbada por su mano. Inmediatamente vi cómo se acercaba a mi cara por donde refregó toda su cabeza y luego el tronco me golpeaba las mejillas mientras Tato Y Rolando festejaban vivamente y lo alentaban a continuar. Su cabeza se posó en mis labios. Yo miraba sus ojos celestes con un brillo que hasta ahora nunca le había visto y él ordenó:"¡Chupá putita, chupá!" y los otros dos: "¡sí chupá, queremos ver cómo se la chupás al viejo...jajajajajaja" Sentí su mano torpe tirarme del pelo con fuerza y su verga entrar a mi boca de un sólo empujón. Yo tocía, me venían arcadas, mis ojos lagrimeaban, me quedaba sin aire... Nada de eso importó. Como si fuera una máquina programada para el sexo aquel hombre cerró los ojos, llevó su cabeza hacia atrás y entre gemidos e ...