1. Vagabundos al Ataque (2)


    Fecha: 19/03/2019, Categorías: Zoofilia Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    Hola amigos, ¿me recuerdan? Soy Nanynn, aquella mujer que fue horriblemente –gulp- atacada una tarde por cinco enormes perros vagabundos. ¡Pero qué atacada me dieron! Solo de recordarlo me humedezco. Bueno en realidad si leyeron mi anterior relato, verán que estoy bromeando. Porque yo fui quien se los llevo aquella tarde camino a la granja de mi amigo Alejandro, ¿ya empezaron a recordar? Pues resulta que, como les dije en el anterior capítulo, mi intención inicial después de dar de comer a aquellos hermosos perritos vagabundos, era la de abandonarlos ahí, en ese camino desconocido, pero me remordió la conciencia y quise llevármelos hasta la granjita. Ya una vez estando ahí, vería qué le diría a mi amigo, para justificar la presencia de ellos. Pues bien, aquí va la continuación de lo que sucedió aquel día, aquella tarde calurosa de verano en aquel hermoso paisaje campirano. Vamos mis niños, suban a la camioneta, que su perrita, los va a llevar a vivir a un lugar decente, donde podrán comer todos los días, y bien. Subieron llenos de contento y vacíos de lechita, pues me acababan de surtir a mí. Retomé el camino hacia la granja, y como había calculado, llegué en aproximadamente media hora. Había un gran portón a la entrada, con una cadena gruesa sujetándolo, bajé para abrir el candado, y entré con la camioneta. Volví a cerrar el portón, y continúe hasta llegar de lleno a la granjita. De inmediato escuché los ladridos de los perros que se encontraban en sus celdas respectivas. ...
    ... Hambrientos y sedientos. Ho, Ho, ¿y ahora? ¿Donde estará el alimento de estos niños? Bueno, no hay a quien preguntarle así es que mejor me dedico a hacerlo de inmediato. Mis novios de ocasión, también empezaron a ladrar, como diciéndome, -No te olvides de nosotros-, fui a abrirles el camper para que salieran y comenzaron a husmear de inmediato el lugar, reconociendo el terreno, para posteriormente desaparecer por cualquier rincón del lugar. Guiada por el ladrido de los perros me fui directamente hasta ellos y encontré seis jaulas de 4x4 mts. cada una, con su respectiva casita y los depósitos de agua y comida vacíos. Pero dentro de cada una de las jaulas, estaba un perro. Y que chulada de perros. Todos Dálmatas… y machos. Al final del patio había otras dos jaulas, donde se encontraban dos perras, también separadas una de otra, ocupando cada una su respectiva jaula de las mismas dimensiones que las de los machos. En medio de las jaulas de los perros y las perras, se encontraba un pequeño cobertizo, con la puerta cerrada y con cerrojo de madera externo. Entre al cobertizo, y para mi tranquilidad, ahí estaban en una esquina ocho bultos de alimento especial para perros. Hufffff, qué alivio, pensé. Busque el bulto que debía estar abierto y tome una cubeta de veinte litros llenándola de alimento y otra de igual cantidad pero ésta la llené con agua que había en un tinaco en el otro extremo del cobertizo, todo esto, para ir a darles de comer a los caballeritos y las damitas que estaban ...
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