1. Internet y sus relaciones IV


    Fecha: 21/03/2019, Categorías: Anal BDSM Sexo Duro Autor: Escritordebondage, Fuente: xHamster

    Susana bajó las escaleras de la planta superior con su mochila colgada a la espalda. Sus padres estaban en el salón viendo algo en la tele.Voy a salir a dar una vuelta –dijo.¿Has quedado con Carlos? –preguntó María JoséSí –mintió la joven- con él y con los demás.No vuelvas muy tarde –dijo Jaime- y cuidado con la bebida.Vale, papa –respondió SusanaLa joven se inclinó y besó a sus dos padres, después salió del salón y abandonó la casa.A las diez menos cuarto aparcaba frente al chalet de los padres de Ruth. Le pareció ver cómo la cortina de la ventana de la habitación de su amiga se movía y supuso que ésta había estado vigilando su llegada. Susana tragó saliva mientras desabrochaba los botones de su abrigo e introducía sus manos bajo la ajustada blusa rosa que había elegido para esa noche. No tardó en encontrar el cierre del sostén. Lo desabrochó, se lo sacó con cuidado y lo dejó en la guantera. Notó cómo los pezones se endurecían y se apretaban contra la tela de la blusa y se preguntó si sería por el frío o por la excitación que sentía. Sin perder un instante, se quitó los zapatos negros de tacón bajo que llevaba y los apartó bajo el asiento del acompañante. Después alzó su trasero y se recogió un poco la minifalda negra. Había elegido la más corta que había encontrado, una de cuando tenía catorce años y que ahora le llegaba sólo a medio muslo. Por suerte, su abrigo le tapaba hasta las rodillas y sus padres no habían llegado a ver la falda. Sus manos encontraron sin ...
    ... dificultad el elástico de las bragas. Eran rosas, su color favorito. Lentamente las fue bajando por las piernas, por encima de las medias negras de redecilla que le llegaban hasta la mitad del muslo, justo hasta donde comenzaba la minifalda. Se las sacó por los pies y las guardó junto al sostén. No pudo resistir la tentación de tocarse el coñito y comprobar lo mojadita que estaba. Dios, se dijo, esto me está poniendo verdaderamente cachonda. Miró el reloj. Eran menos diez. Abrió la mochila y sacó los zapatos que le había cogido a su madre. En realidad eran sandalias, rojas, con seis o siete centímetros de tacón, pero era lo mejor que había podido conseguir. Su madre las había comprado para ponerselas con un vestido de fiesta y sólo las había usado en dos o tres ocasiones. Susana se las calzó y abrochó las hebillas cuidadosamente alrededor de sus tobillos. Una vez lista, salió del coche, lo cerró y caminando con dificultad se dirigió hacia la casa de su amiga. Se sentía nerviosa e insegura. El ir sin bragas y sin sujetador, el caminar sobre aquellos tacones le hacía sentirse rara y por qué no reconocerlo, un poco puta. Pero estaba cachonda, tremendamente cachonda. Podía sentir el ardor en su joven conejito y se moría en deseos de saber qué les tenía Darkshadow reservado para esa noche.DING DONGSusana pulsó el timbre y se quedó esperando junto a la puerta. Ruth tardó casi un minuto en abrir. Cuando lo hizo, recibió a su amiga con una sonrisa, mirándola de arriba abajo. Susana no pudo ...
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