1. Alquilo a mi mujer


    Fecha: 22/03/2019, Categorías: Sexo con Maduras Sexo Duro Tabú Autor: Femmefatale969, Fuente: xHamster

    “Alquilo a mi mujer. Por horas o días”. Así rezaba el anuncio que mi marido puso en Milanuncios. La decisión de convertirme en un puta aficionada no fue exclusivamente suya, tampoco mía. El caso es que poco a poco, hablando, nos dimos cuenta de lo que nos ponía a los dos imaginar esas situaciones. A mi ser follada por desconocidos y a él imaginarme follando con desconocidos. Nos volvíamos locos con esas ideas en la cabeza y nuestros mejores polvos siempre tuvieron esos deseos de fondo.El anuncio estaba en la sección de contactos y seguía más o menos así: “Úsala como quieras y para lo que quieras. Obedecerá. Mándanos tus coordenadas GPS, día, hora y tiempo que la vas a usar, junto a tu DNI escaneado y una breve descripción de lo que quieres. Si te elegimos, no te cobraremos nada, sólo te pediremos un video para nuestro uso privado y podrás hacer realidad tus deseos. Anímate”Sólo en la primera semana llegaron más de cien peticiones a nuestro mail, la mayoría eran fakes, salidos que no acabaron de decidirse, o jóvenes pajilleros que buscaban formas originales de excitarse un poco. Sin embargo hubo algunos con los que, poco a poco, inicié mi más que ya nutrida carrera de puta aficionada.La primera salida que hice fue en el mismo Valencia, en el centro, cerca de la Plaza Redonda, una casa vieja, que impresionaba un poco, parecía que a cada paso se fuese a caer. Era un jueves y me habían hablado de tres horas, la descripción de su petición fue tan sólo “no has probado nada ...
    ... igual”, suficiente para que encendiese mi líbido y el deseo curioso de mi marido. Subí hasta el tercero y llamé a la puerta C. Esperé unos instantes, en los que el corazón me latía con fuerza, más por la tensión que iba acumulando, que por el esfuerzo de subir. Se abrió la puerta. La vida se me vino un poco encima, un tipo gordo, de unos 120 kilos de peso, si no más, 58 ó 60 años, con camiseta de tirantes, el poco pelo que tenía, completamente aceitoso pegado en la cabeza, todo él brillante por el sudor y con un cierto olor más que desagradable como todo desodorante.“Pasa” me dijo. “Vaya, eres una mujer muy guapa. No te imaginaba así, te imaginaba fea, sin dientes o gorda como yo”. “Bueno pues ya ves, soy como me ves”. “¿Te puedo preguntar por qué una mujer como tú hace esto?” “Claro, me gusta el sexo, me gusta excitar a los hombres, y disfruto con ello”. “Buff”, resopló mientras volvía de la cocina con varias cervezas. “Nos harán falta, ya verás”.Yo había terminado de montar el ordenador y la cámara de video en un lugar del salón desde el que se cogía todo, le pregunté “¿vamos a estar aquí?”, “Sí, sí, aquí está bien”. “Dame la clave del wifi, que lo voy a transmitir por Skype a mi marido“, le dije. “¿Ah sí? Eso no lo decíais en el anuncio” Aún así me dio la clave y conecté con mi marido. Salió en la cámara, el gordo se asomó y le saludó, “¡¡hola campeón, tienes una putita deliciosa, menuda suerte!! Te dejo, disfruta. Joder, sí que hay gente rara por el mundo”. Le oí decir en voz ...
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