1. La oficina y mis jefes


    Fecha: 30/03/2019, Categorías: Anal Sexo con Maduras Tabú Autor: Anitaslut44, Fuente: xHamster

    Una tarde finalmente me dejé convencer por mi nuevo jefe y terminé arrastrada por él hasta la cama de un hotel.Había comenzado a trabajar en ese estudio de abogados apenas un par de meses antes. Durante todo ese tiempo, mi jefe, un tipo de casi mi edad y muy pintón, no había hecho otra cosa que tratar de llevarme a su cama…El día llegó por fin y no la pasé nada mal.Con mi adorado Víctor estaba en problemas; él regresaba cansado de la oficina y teníamos poco sexo por las noches. Yo terminaba con mi calentura encerrada en el baño, ahogando mis gemidos mientras me masturbaba como loca.Esa tarde mi jefe me dio la primera de las muchas cogidas que me daría en los siguientes meses. Una andana de fuertes palmadas que repentinamente cayeron sobre mi cola me hizo estremecer y entonces abrí los ojos. Los grandes espejos adosados al techo de esa habitación reflejaban mi imagen desnuda en brazos de mi jefe que groseramente metía profundamente sus dedos en mi concha, a la vez que descargaba una seguidilla de azotes en mis nalgas que pronto enrojecieron…El primer polvo había sido demasiado rápido, casi urgente; dejándome con gusto a más… Yo necesitaba mucho más que eso…Descubrí que su manoseo vulgar y sus azotes me excitaban Ese trato denigrante y perverso al que me sometía me provocaba un placer inusitado.Mi jefe me había lanzado sobre la cama apenas entramos a esa habitación y yo me había desnudado para él con movimientos sensuales, mientras él me mostraba la enorme verga erecta que ...
    ... tenía para darme.Luego me había hecho poner en cuatro sobre la cama; sin nada de compasión, me había enterrado su verga hasta el fondo de mi caliente vagina, sin darme tiempo a nada. El bombeo fue muy intenso…Pero todo había sido muy rápido: mientras yo apenas estaba calentando, sentí de repente que mi jefe se vaciaba dentro de mi cuerpo. Algo frustrada, me abracé a él y un rato después me desperté con sus azotes…El trato humillante que me daba también había hecho efecto en él. Su enorme pija estaba otra vez bien dura y apuntando hacia el cielorraso.Me pidió que volviera a adoptar la posición de perrito sobre la cama. Esta vez fue todo más suave y placentero para mí. Comencé a temblar apenas me penetró. Podía ver en los espejos laterales ese poderoso pedazo de carne dura húmedo y brilloso por mis propios jugos entraba y salía sin pausa de mi dolorida pero insaciable vagina. Yo separé aún más las rodillas para recibir en toda su dimensión a esa formidable verga que ocupaba todo mi vientre dándome un inusitado placer que me descontrolaba totalmente.Tan caliente estaba que separaba con mis propias manos mis nalgas cada vez que mi jefe metía sus dedos en mi estrecho trasero.Esa primera tarde me comporté de manera muy sumisa. Después de hacerme acabar en un tremendo orgasmo muy gritado a todo pulmón, dejé que mi jefe me sodomizara, para premiarlo por ese orgasmo increíble que me había provocado.Su verga era enorme, pero mi estrecho esfínter la aceptó con gusto…Llegué muy tarde a mi ...
«12»