1. Inmigrante (08)


    Fecha: 27/10/2017, Categorías: Infidelidad Grandes Series, Autor: AMorboso, Fuente: CuentoRelatos

    ... atendremos al contrato y punto. Olvida lo pasado y sigamos adelante. Se puso a llorar, una de las cosas que más me enfada de las españolas, y dio media vuelta para marcharse, pero antes se giró para decirme: -Una cosa más. Mi abogado me instó a que me sometiese a un tratamiento de fertilidad para que no hubiese ningún problema, y ahora estoy embarazada, no sé si de gemelos o mellizos, aunque el ginecólogo me dijo que casi con toda seguridad, son mellizos. -Como siempre, tu abogado metiéndose donde no le han llamado. Me concentré en mi taza de café, dando por terminada la conversación. Ana se marchó a su casa y al rato, yo me fui a trabajar. El resto de los meses de embarazo, pasaron sin más problemas. Cuando visitaba al ginecólogo, pasaba a preguntarle o venía ella a informarme del resultado, de su nueva visita, etc. Todo siempre dentro de la más estricta corrección. Yo seguí follando a las amigas y sorprendí un par de veces a Ana despidiendo a alguien, aunque sin hacerme notar. Un día, sobre las 10 de la noche, me llamó Marga al trabajo para avisarme de que su señora no se encontraba bien. El ginecólogo ya había informado de que si no nacían antes de una semana, le provocarían el parto, pero no hizo falta, porque era el segundo día cuando me avisaron. Fuimos inmediatamente al hospital, y cinco horas más tarde nacieron nuestros hijos. Un niño y una niña. Muchos alaban a los recién nacidos diciendo lo guapos que son. Yo vi a un niño y una niña arrugados, con el cuerpo ...
    ... enrojecido y de un color marrón oscuro. Me recordaron a las cabezas que reducen los jíbaros. Pero, por supuesto, cuando me acerqué a su madre, que los tenía uno a cada lado, no pude menos que alabar lo guapos que eran. Ya teníamos acordados algunos nombres: al niño le pusimos de nombre Javier y a la niña Beatriz. Sin embargo, a las dos semanas ya tuve que cambiar de opinión. Su cuerpo seguía siendo ligeramente tostado, casi blanco, y sus caras llamaban la atención de todo el mundo. Sus “tías” Marisa, Sonia y Marta, a las cuales no había dejado de follar en todos estos meses, estaban encantadas con ellos y no paraban de alabar lo guapos que eran. La relación entre Ana y yo cambió bastante. Desde que los médicos la enviaron a casa al tercer día, vi el trabajo que llevaban los niños y le propuse vivir con ella hasta que los niños requiriesen menos atenciones. Aceptó y pedí dos meses de vacaciones no pagadas en el trabajo. El jefe me las dio, a pesar de no ser legal, porque le interesaba mi trabajo y la alternativa era mi auto despido. El primer día que salió del hospital, ayudé para sujetar al uno cuando le daba el pecho a la otra y le complementaba con biberón a la una mientras daba pecho al otro. Por la noche, los niños se despertaban a la vez y se ponían a llorar. El primer día dormía en otra habitación, pero fue Ana la que me pidió que, si no me importaba, durmiese con ella para tenerme más a mano. Habíamos tenido dos tragones extraordinarios, dos pozos sin fondo a la hora de comer. ...
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