1. Mi compañera de trabajo


    Fecha: 27/10/2017, Categorías: Lesbianas Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    Mis padres tienen una casita en las afueras de la ciudad que dispone de piscina y pista de tenis. Yo voy todas las tardes aprovechando que en los meses de julio y agosto tengo jornada intensiva. Después de comer suelo salir a pegarme un baño y tomar un poquito de sol, casi siempre acompañada de mi madre. La semana pasada mis padres se fueron de viaje y me dijeron que no se me olvidara regar las plantas y poner en marcha la depuradora de la piscina. Yo seguía haciendo mi vida, pero sola me aburría bastante así es que le dije a una compañera de trabajo que si le gustaría venirse conmigo aquella tarde a tomar el sol, a lo que me respondió que le encantaría. Nos fuimos a comer juntas y mientras comíamos una ensalada de pasta empezamos a hablar de lo difícil que se hace la relación con un hombre, y ambas estábamos seguras de que una mujer nos comprendería mejor. La conversación se fue poniendo más caliente a cada minuto que pasaba, la verdad es que el vino que tomábamos ayudó un poquito. Al terminar decidimos tomar un baño. Nos pusimos el biquini y nos metimos en el agua. La conversación continuó y ella me dijo que a su novio le gustaban los chochitos depilados y me dijo que si quería ver como quedaba el suyo. Al oir esto me puse muy caliente y le contesté que sí. Ella se quitó la braguita pero como estaba en el agua no se veía nada. Entonces cogió mi mano y la puso sobre su pubis. Yo notaba como mi excitación llegaba hasta el punto de hacer que me doliera mi sexo. Yo, toqué ...
    ... su pubis depiladito pero no pude evitar meter mi mano hacia la entrepierna y acariciar suavemente su clítoris, cuya temperatura superaba bastante al agua de la piscina. Ella al principio me miró con un gesto de duda ante lo que yo hacía, pero solo duró dos segundos, ya que no hace falta ser muy lista para averiguar lo que estaba pasando. Se sonrió y me dejó hacer. Yo era la primera vez que tocaba un chochito que no fuera el mío y aquello no podía ser más excitante. Sabía donde tenía que tocar para hacerla sentir placer y al momento parecía que lo había hecho toda la vida. La sensación era alucinante, era suave y húmedo y no podía dejar de hundir mi dedo sobre su abertura. Entonces ella apartó el sujetador y comenzó a tocarme las tetas delicadamente, yo creía que me iba a correr con solo hacer eso. Decidimos salir y continuar lo que estábamos haciendo en el césped ya que me moría de ganas de comerme su coño y se corriera en mi boca, y en el agua era imposible. Cuando salimos no podíamos dejar de besarnos, sus besos eran suaves y al mismo tiempo un poco salvajes. Se notaba que era la primera vez para las dos, aun así nos complementábamos muy bien. Nos pusimos de rodillas y rozamos nuestros pezones (siempre que veo esto en una peli porno me pongo a cien y ahora era yo la que lo hacía), yo la besaba en la boca, la barbilla, el lóbulo de la oreja, el cuello y cuando me acerqué a su pezón oscuro y erecto fue la culminación de una antigua fantasía. No podía dejar de comérmelo, no ...
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