1. Chanquete el mecánico


    Fecha: 14/04/2019, Categorías: Infidelidad Autor: murgis, Fuente: CuentoRelatos

    Tenía una boda de una amiga, Juan mi marido estaba un poco pachucho y se quedó en casa, pero yo quería acompañar a una vieja amiga a su fiesta de celebración de su décimo aniversario de bodas ya que se volvió a casar, con un hombre viudo como ella muy buen puesto, después de la ceremonia, yo también me fui para la fiesta, afuera de la ciudad, el coche lo había dejado en un sitio que estaba semioscuro, arranque el coche, y decidí irme también al banquete pero esta vez me lo di yo sola, no había recorrido algunos kilómetros cuando el coche, casi nuevo, se paró, trate de encender el motor varias veces, pero no tuve resultado. Hable por el móvil a la aseguradora, pero no obtuve respuesta, así que llame al mecánico muy conocido de mi esposo, de apodo Chanquete, un hombre de unos sesenta años, regordete, de 1.68 de estatura, calvo, muy moreno, un hombre que para nada coincidía con mis gustos, altos, delgados, educados y que varios de ese tipo me pretendían y que en la fiesta me habían invitado a bailar, lo que pasa es que no me apetecía nada follar nada más que con mi marido. “cosa rara pero bueno”. Mientras esperaba don Chanquete, el mecánico, que no es su nombre real, el miedo me invadía, así que me mantuve dentro del coche, además estaba un poco bebida, y como siempre ya caliente, vestía una falda con colores llamativos, con vuelo, que me llegaba a la mitad de mis muslos, una blusa semitransparente y un suéter corto, que permitía ver mis grandes tetas, mi sujetador de encajes, ...
    ... con media copa B, talla 40. Era peligroso estar sobre la carretera, cerca de una pendiente, con pocas casas alrededor y árboles. Pero no paso más de media hora cuando, Chanquete apareció, con una pequeña grúa, saludándome, buenas noches como estas Amalia preguntándome, por lo que veo tan buena y guapa como siempre, ¿y Juan? está en casa un poco pachucho, mire como son las cosas, ahora que no viene, el coche que se paró, le conteste. Yo me baje, ¡pero para que!, los automovilistas que pasaban, pitaban, y uno que otro atrevido, gritaba, que buena estas, tienes unas piernas, que bizcochito para mi cena. Yo le dije al mecánico que se diera prisa al ser posible, trato de encender el coche, y me dijo: ¡es la bomba de la gasolina! lo tendré que llevar al taller. Mientras lo enganchaba, yo trate de comunicarme con mi marido, pero su móvil al parecer estaba apagado. Trate de parar un taxi, y por esa zona, era imposible. No había otra debía viajar con el mecánico hasta su taller. El mecánico muy atento me dijo, Amalia súbete a la grúa, allí en el taller encontrarás taxi y si no, yo te llevo a tu casa. Con dificultad me subí y pude oler a alcohol, el mecánico estaba también algo borracho, pero no quedaba otra, además, cuando me abrió la puerta, pude sentir su lujuriosa mirada sobre mis piernas y dentro de la grúa, no perdía detalle de mis tetas. Se me hizo eterno el viaje, aunque su taller estaba a escasos 15 minutos, no hablamos hasta que llegamos. Abrió la persiana del taller, metió la ...
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