1. Casi una hija. Solo por atrás


    Fecha: 15/04/2019, Categorías: Incesto Anal Autor: Nazareno Cruz, Fuente: CuentoRelatos

    ... inquietud. Posé los labios sobre el cuello de Analía, estremecida, deja abrazar, tomar por la cintura, apretar sus glúteos contra mi agresiva masculinidad. Beso en el cuello, sus gemidos ponen música al abrazo y a las audaces manos que buscan sus carnes bajo la falda, más allá del límite de la tanga, suave vello, labios vaginales abultados y jugosos al tacto, los dedos inician la conquista del sexo. Ahogado gemido, muslos abiertos facilitan el acceso a caricias más profundas, cuerpo vibrante en cada roce, el clítoris captó las mejores sensaciones, empuja las nalgas contra el miembro duro, justo en la zanja. Giró la cabeza, ofreció la boca para recibirme en urgido lenguaje de la pasión, mi mano hacía delicias en la vagina, la otra se llena de tetas y pezón. Amalia, excitada a la enésima potencia, contenía los gemidos, en el éxtasis muerde su mano para acallar el grito del orgasmo contenido desde quién sabe cuánto, desarticulada como marioneta y boqueando como pez fuera del agua, se dejó, rendida en mis brazos, al goce. La deposité en el sillón, sellé sus labios con mis besos, gozando en la humedad de Amalia. Excitación a pleno, soldados en un beso, su mano buscó bajo el pantalón la agresiva dureza, hasta sacarla a la luz. Recostado disfrutaba del diestro masaje sobre la carne dura y caliente. Agitando la manito, hábil en la masturbación, tamaña calentura no necesitó demasiada actividad, me acerco al momento liberador, se lo anuncio, la otra mano haciendo “techito” para evitar ...
    ... que el chorro seminal llegue al espacio sideral. Fluido espeso y caliente colmó la palma del “techito”, siguió sacudiendo lento hasta vaciarme toda la calentura. Antes de buscar con que limpiar la crema me besó agradecida de llenarle las manos con mi esencia. Pocas palabras, mucho silencio y una copa ocuparon el tiempo hasta la llegada salvadora de mi esposa, evitó las obligadas justificaciones entre nos. Paso otro buen lapso hasta que el destino nos regaló otro momento de intimidad, situación totalmente fortuita, sin buscarlo, deseado tanto que cuando nos tuvimos nos volcamos en abrazos y besos desesperados. El sillón acogió nuestra pasión, ella recibió mi mano entre las piernas en frenética búsqueda del sexo urgente, alivio al afiebrado deseo. Después ella calmaba el mío, llena sus manos con mi esperma, frota entre sus dedos para nutrir su piel con el mejor producto ecológico. Por las noches siento sus manos tomándome, y en mis yemas el húmedo sabor de ella. Ambos tenemos un conflicto ético, entre el control y el deseo, entre la moral y la inconducta, lo recto y el pecado, la vida continúa. Ella forzó un nuevo acercamiento, vulnerable, indefensa, buscaba contención, el remanso gratificante del afecto ante la falta de atenciones de su marido. En la quinta se dormía la siesta, pesado sueño estival, tomados de la mano nos escondimos en la casa de huéspedes, la penumbra recibió ocultaba nuestra culpa. Las bocas se encontraron para saciarse, las sombras facilitan la desnudez, de ...