1. Atinan-En un balneario de Praga


    Fecha: 19/04/2019, Categorías: Sexo Duro Autor: almogaver92, Fuente: xHamster

    ... su pecho hasta llegar a su falo. Besé la puntita, y me la metí en la boca. Jugueteé con ella con mi lengua a la vez que oía los gemidos de placer de Jordi. Sus manos se agarraban fuerte a las sábanas, y apretaban cada vez que intensificaba el movimiento de la lengua. Aquello me hacía disfrutar como una loca. Cogí sus testículos con cuidado y se los masajeé. Al principio se tensó un poco, atento a sus partes más delicadas. Pero no tardó nada en relajarse, y aproveché para bajar mi boca por su pene, apretando los labios y succionando. Tenía los ojos medio cerrados, e iba soltando gemidos y resoplando. Estuve bajando y subiendo lenta e intensamente un rato más, y luego subí, arrimada a él, sintiendo como su pene se fregaba por todo mi cuerpo. Volví a besarle y me empujó sin brusquedad para ponerse encima de mi. Me mordisqueó los pezones de una forma que me puso a mil, mi pecho subía y bajaba sin parar, y parecía que me iba a estallar el corazón en cualquier momento. Igual que yo, siguió bajando, besando y lamiendo por donde pasaba hasta que llegó a mi vulva. No dio rodeos, y metió la lengua directamente entre mis labios vaginales, ...
    ... probando mis jugos (que seguramente estarían mezclados con su semen, aunque no pareció importarle). Su lengua se movía como poseída, chupando sin parar toda la zona. Con la nariz me hacía cosquillas en el clítoris, haciendo que lubricara otra vez (aunque aún estaba mojada de la vez anterior). Jugueteó unos minutos con mi clítoris, y levantó la mirada. Yo le agarraba de los rizos de la cabeza con fuerza, y miraba al techo, gimiendo en voz baja y con la respiración cada vez más acelerada. Nos miramos y subió, para besarme. Pude notar mi sabor en sus labios, y su pene rozar mi monte de Venus. Se la agarré y se la dirigí hacia mi vagina. Esta vez me penetró suavemente, mirándome a los ojos, con sus brazos alrededor de mi cabeza. Mis manos, puestas en sus glúteos, le marcaban el ritmo deseado. Sentía como entraba y salía dentro de mi, sin prisas, mientras nuestras lenguas y gemidos se mezclaban en una espiral de placer hasta estallar, al cabo de un rato, en un sonoro y agotador orgasmo. Ni si quiera me acordé de ir a cenar con mis amigas, me quedé toda la noche haciendo el amor con aquél chico, de todas las formas y posturas posibles. 
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