1. Entrando a un cine


    Fecha: 19/04/2019, Categorías: Gays Primera Vez Autor: matialejo, Fuente: xHamster

    Fantasioso hasta morboso diría, en la adolescencia solía entrar a todos los baños públicos que encontraba y ver los escritos en las paredes de pedidos de chupadas o penetración para masturbarme con cada uno de ellos imaginando de complacer algo de lo que leía.También he contado que soy bisexual y las relaciones sexuales (heteras digamos) comenzaron a los diecisiete con una novia de catorce. Ambos con muchos sueños eróticos que fuimos plasmando a lo largo de tres años. Terminado este noviazgo siguieron varias chicas hasta mi actual, a pesar que con la primera continuamos viéndonos solo por placer.En mi cabeza, igualmente, quedaron dando vueltas los recuerdos de las pijas de los vecinos más grandes, mis excompañeros, también sobretodo, la que le chupe a un vecinito y se encendían, nuevamente, las ganas de estar con alguien de mi sexo.Cabe aclarar que con la primera chica también tuve relaciones anales expresándome que gozaba tanto o más, que vaginalmente. Estaba convertida en una verdadera profesional chupando la pija, me encantaba mirarla, transformándome en un adicto a su boca, su lengua, sus manos. No existía momento que no estuviéramos buscando algún lugar escondido, siendo la hora que fuera, bajarme el cierre, para hacerlo una y otra vez, se notaba la pasión junto al deseo de tenerla entre sus labios, humedecerla, saborearla, bajar, comerme los testículos o pasar de largo hasta llegar al ano, besarlo, acariciarlo y regresar con su lengua hasta la cabeza del pene, como si ...
    ... fuera un pintor de paredes que va de un extremo a otro con un pincel, tomandose toda la leche como final buscado. Hasta una vez, a pedido, me llegó a penetrar con dos dedos lubricados en abundante saliva, logrando hacerme acabar de una forma maravillosa.Las imágenes de la cara de mi novia gozando, más las que tenía junto a mi vecinito, sumado a mis masturbaciones introduciéndome en el ano, objetos plásticos nunca muy grandes, ni gruesos, hicieron que mi calentura no pudiera aguantar mucho tiempo.Un viernes salí con varios amigos a bailar, bebí demás y como si hubiese sido una voz interna que lo pedía, me despedí de todos con la excusa que tenía sueño, raro para ellos por ser la tres de la mad**gada acostumbrados a estar de noche, me dirigí en el auto hacia un cine porno, cumpliendo una curiosidad que tenía.Según me habían comentado, era una especie de sótano muy grande, que disponía de una sala gay, una hétero, tres especies de reservados con sillones largos en cada uno y una sala oscura teniendo varias divisiones con varios puff a sus costados, también sillones de cemento con almohadones cortados en formas eróticas.Estacioné a una cuadra del lugar, bajé sus escaleras, una puerta eléctrica se abrió y al ingresar desde un vidrio polarizado en su interior, a través de una pequeña ventana, me anuncian el valor de la entrada, la que abono y anexado al ticket, me entregan un preservativo junto a un gel lubricante (idea que sería buena darla a varios lugares transitorios para poner ...
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