1. Un día antes de mi boda


    Fecha: 19/04/2019, Categorías: Infidelidad Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    ... apretarla como disfrutando de la comodidad de la cama, al mismo tiempo que sacudía mi trasero. Le pedí que prendiera el ventilador que se encontraba al pie de la cama, y cuando lo hizo, mi minifalda se levantó hacia mi espalda dejando mi redondo culo cubierto solamente con mi pantaleta blanca. Yo actuaba como si no sucediera nada, en eso sentí como sus manos sujetaban los elásticos de mi calzón y los estiraba de tal forma que mi pantaleta se quedó atrapada entre mis nalgas sin que yo me opusiera. Me excité al sentir mi ropa interior apretándome la vagina, y más aún cuando sentí su lengua lamiéndome las piernas y las nalgas con habilidad. Me dieron escalofríos de excitación sentir como me bajaba lentamente el calzón hasta que llegaron a mis zapatillas. Me arrodillé sobre la cama para mostrarle mi vulva que estaba completamente humedecida, creyendo que me iba acariciar con sus manos como lo hacia algunas veces Carlos. Sentí como su lengua recorría mis labios vaginales y trataba de meterla en mi rajita, su rostro se hundía en mi sexo y yo me contorneaba placenteramente al sentir esa nueva sensación; su lengua seguía haciendo travesuras, se deslizaba entre mis nalgas y lamía mi ano, le decía que no lo hiciera pero eran sólo palabras porque en verdad me gustaba mucho, me encantaba saber que un hombre atractivo y con un cuerpo atlético me estuviera mamando el culo y me hiciera esas cositas tan ricas y novedosas para mí. Cuando su lengua con sus labios se engolosinaban velozmente ...
    ... con mi vagina, sentí un orgasmo fenomenal, nunca había derramado tanto líquido como ahora. Me sentí desfallecer pero ni él ni su lengua se detuvieron, siguió lamiendo mi vagina hasta que me vino el segundo orgasmo. ¡Qué rico me mamaba este bello ejemplar masculino!... Yo por mi parte era una muñeca para él, con mi rostro delirando de placer sin oponerme a nada, dejaba hacer lo que este papacito quisiera hacer conmigo. Me retiró la minifalda y la blusa, me quitó el brasier y comenzó a empacharse con mis senos. Me mordía los pezones, me los lamía y yo gemía excitada, diciéndole sin parar: Cuando disfrutaba muy feliz de sus caricias, besos y lamidas, le fui quitando el pantalón, ¡qué rico se veía en calzoncillos!, tan musculoso y velludo; y cuando le quité la ropa interior, me excité mucho al ver su verga bien parada, tan gorda e inmensa. La de Carlos era la mitad de eso, me tomó de los cabellos y colocó la punta de su garrote en mis labios, lo tomé con cariño y me lo atraganté en un instante… Se la mamaba con orgullo, ¡qué verga, qué hombre!... A la vez, él lamía mi cuca y metía su dedo a mi culo; nunca hubiese tolerado que Carlos me lo hiciera, pero este papacito si estaba autorizado para hacerme lo que quisiera. Me entretuve con su verga como diez minutos, pensaba en Carlos cuando me engolosinaba con su órgano viril, quería tanto a mi novio, que al día siguiente nos casábamos, pero el deseo me invadía y lo único que soñaba era ser cogida por mi playboy. No pasó mucho tiempo ...
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