1. Tengo una historia que contarte


    Fecha: 20/04/2019, Categorías: Sexo en Grupo Infidelidad Autor: Lauer, Fuente: CuentoRelatos

    ... derramé una buena ración sobre ellos. Los frotaba, los amasaba, los dejé bien pringados brillando bajo el sol. Sabía que era un espectáculo bastante descarado como estaba protegiendo mi cuerpo de los rayos del sol. Por el rabillo del ojo veía a esos dos hombres maduros comentando, riendo y comiéndome literalmente. Estaba segura que yo era el tema de conversación de ese par de mirones. Comencé a observar más detalladamente a mis fans lo más disimuladamente posible. El primero era un hombre de unos 50 años, bastante blanco de piel, sobre los 90 kg., constitución fuerte y pelo canoso muy abundante. El segundo moreno, algo más alto, sobre 1,85 y también más delgado pero bastante musculado. Ambos eran de muy buen ver y provocarlos era algo que me estaba divirtiendo. No puede evitar mirar a sus entrepiernas. Fue una mirada muy furtiva. Me sorprendí a mí misma observando esa zona. Mi vagina respondió hinchándose y mojándose rápidamente. Estaba inquieta, cuanto más intentaba mirar hacia otro lugar, más necesidad tenía de volver a posar mi vista en ellos. ¿El cazador cazado? Pensé. El sol apretaba y mi cuerpo se estaba calentando. Giré la cabeza sintiéndome segura tras las gafas de sol. La provocación que vi fue absoluta. El más alto de los dos se masajeaba con descaro sus partes. ¿Estaba perdiendo el control de la situación? ¿Ya lo había perdido? Cerré los ojos y dejé que mi imaginación jugase. Al poco un camarero me sacó de mis pensamientos. Sus pasos al acercarse lo delataron. Lo ...
    ... pillé con la mirada fija en mis pechos. .- Señorita, perdón. Aquí le traigo un Gin June cortesía de los señores. -dijo señalándoles. ¿Me habían leído el pensamiento? ¿Sabían que quería un gin? Y lo más curioso. ¿Era casual que hubiesen acertado con mi marca preferida? No es de las habituales. Un poco sorprendida me incorporé un poco y con una sonrisa les mandé un cortés brindis en agradecimiento. Al instante se levantaron y muy educadamente me lo devolvieron. En ese momento comprobé que uno de ellos tenía un bulto en su bañador que no me pasó desapercibido. Volví a sonreírle. Sabía que me había dado cuenta de su estado y ladeando un poco la cabeza con mucha picardía, se sentó. El compañero lo miró riendo y también se sentó. Ésa fue la primera señal de provocación directa que hicieron y no perdieron la oportunidad. A partir de ese momento no se ocultaban al mirarme y me contemplaron sin pudor. La verdad estaba sedienta, no solo por el calor del día, sino por las emociones que tenía desde mi llegada. Este primer gin me lo terminé bastante rápido. No pasó mucho tiempo que el camarero me ofrecía el segundo con el mismo mensaje que el anterior. Cuando los miré ya estaban en pie. Los dos bañadores tenían cierto relieve bien marcado. Los miré sonriendo y al igual que ellos me levanté y brindé desde la distancia. Y aprovechando que estaba en pie, me esparcí aceite por el culo con ambas manos. Este movimiento provocó que las tetas se balancearan. Les di la espalda y agachándome casi ...
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