1. Ella - El.


    Fecha: 06/09/2017, Categorías: Lesbianas Autor: Anónimo, Fuente: SexoSinTabues

    ... llevándome de arriba abajo, y yo concentraba las mías en mis pechos ardorosos. A veces tocaba sus guantes o sus botas, y el deseo acrecentaba más en mí. Luego, nos concentramos en cálidos besos, hasta que ella me acostó sobre una pequeña cama y sujetándome las piernas, las entreabrió a los lados, y acercó su oculto rostro a mi sexo, y vi como una lengua profanaba con su encanto seductor, la humedad de mi entorno. Con aquel gesto lascivo, me llevó a mil paraísos, que sólo con ojos cerrados se vive. Sentía la presión de sus manos en mis pantorrillas, y yo en respuesta, rodeaba su cabeza con mis manos. Poco después, me llevó de la mano a la cama de ginecología, y con delicadeza me sujetó las piernas a las partes metálicas. Yo ardía en deseo, y observé con gran ardor, cómo mi tía se colocaba un arnés de la que pendía un falo realista. Se acercó a mí, y besó primero mis pechos, y luego derramó lubricante en sus manos y sobre aquel miembro. Me penetró en mi sexo primero con sus dedos y poco después introdujo su falo con agradable sensación. Ahora sentí el verdadero placer, y yo gemí hasta las lágrimas. Mi tía dejó su falo dentro de mí, mientras me llenaba de besos, y yo indefensa, le entregaba todo lo que ella deseaba. Lorena nunca se inmutó cuando mi tía me hizo el amor. Por el contrario, me ayudó a vestirme, y me llevó a descansar, y hasta me besó antes de desarme las buenas noches. Mi tía vino poco después, ya sin la indumentaria de látex y me deseo buenas noches. Pero algo me ...
    ... resultaba extraño, no sabía qué, aunque tenía la certeza que un secreto radicaba en algún punto. Con los días, mi ardor no hizo sino aumentar, y aunque me daba pena pedirle nuevamente a mi tía, que lo hiciéramos, fue ella quien a acudió a mi cama y me dio lo que yo deseaba. Ya juntas tras haber echó el amor, desnudas y abrazadas, no sé por qué, pero debido a la gran confianza que esto me dio, le dije a mi tía que deseaba a Lorena. __ ¡Tía, desde que me iniciaste, deseo tanto a Lorena cómo a ti! Creía que se mostraría enfadada por lo que dije, más aún y mientras me abrazaba, me respondió con su dulce voz. __ Yo no estoy en desacuerdo, mi niña, pero debes proponérselo tú. Y si ella no lo desea, no debes sentirte mal. No respondí nada, pues ella inmediatamente me alzó hasta ponerme a gatas sobre la cama, y colocándose detrás de mí, llevó su lengua ardiente a mi ano, y luego de suavizar esa parte, me penetró con su arnés, y cuando ella se hubo saciado, fue mi turno de penetrarla. Habían pasado los días, y mi deseo aumentó. Aquel apetito por el placer aunque lo calmaba mi tía, el sólo pensar en Lorena, hacía que mi hambre sexual despertase nuevamente. Al cabo de quince días desde que le propuse mi tía que deseaba a Lorena, se me dio una oportunidad, pues mi tía tuvo que viajar, y Lorena vino a nuestra casa para cuidarme. Antes de irse, mi tía me dijo que si lo deseaba aún, hablase con Lorena. Me encantó la idea, y besé a mi tía. Pasó mediodía desde que partiera, y no me atrevía a ...
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