1. La ardiente esposa de mi jefe


    Fecha: 07/06/2019, Categorías: Infidelidad Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    ... boquita golosa, sus mejillas se contraían por la fuerza de la mamada. Antes de correrme, lo saqué de su boca apresuradamente. - Quiero metértela toda, cariño, no sabes cuanto he esperado este momento. - ¡ Poséeme, Carlos, quiero sentir tu verga hasta lo más profundo ! La puse en cuatro patas tirada sobre unas cajas, su culo se veía precioso, pero yo iba por su conchita, la cogí por las caderas y de un sólido golpe la metí hasta el fondo en su lubricada vagina, su grito resonó en la bodega. Empecé a montarla viciosamente, hundiendo y sacado mi miembro de su deliciosa humedad. - Aaaahh, cariño, me haces gozar, que rico me follas, ¡ No pareees, mi amooor ! - Ves Rosario, te dije que te iba a hacer gritar, pero de placer. ¡ Grita, cariño, grita ! - ¡¡¡¡¡ Sííí, oooh, Carlos, me muero de placer !!! - Este polvo va a ser a la salud de tu marido, preciosa, quiero que me supliques que te siga cogiendo. - ¡ Carlos, te lo suplico, no pares de cogerme, no puedo vivir sin ese rico cañón tuyo dentro de mí, es mil veces mejor que el de mi esposo ! Al ver que ella estaba a las puertas del orgasmo, redoblé mis esfuerzos ...
    ... montándola mas duro y en minutos se produjo el milagro, la estreché fuerte contra mí cogiéndola de sus espléndidas tetas y le clavé mi verga hasta el fondo para sentirme mas cómplice de su momento de íntimo placer. ¡¡¡¡¡¡¡¡ Ooooohhh, me corroooo, Carlos, fóllame que me corro, mi dios, no pares, que placeeer !!!!!!!! No pude aguantar mas su concha comprimiendo mi verga y segundos después fue mi turno, me corrí como nunca, depositando ríos de semen ardiente en la vagina de Rosario. Cuando se lo saqué y mientras acariciaba su culo y lamía sus ricas tetas no podía creer el polvo que había tenido con esa mujer de ensueño y que ademas era la esposa de mi jefe. Luego nos besamos y unimos nuestras lenguas. - Carlos, que rico ha sido, hace tiempo que no me cogían de esa manera. - Te dije que lo ibas a pasar bien, amor. Supongo que no te importaría repetir la experiencia alguna otra vez. . Por supuesto que no, Carlos, siempre y cuando no se entere mi esposo. Desde entonces que nos volvimos amantes y por lo menos una vez a la semana, en mi casa o en algun motel, disfruto de los favores de la ardiente esposa de mi jefecito. 
«12»