1. Por causa de la recesión


    Fecha: 11/06/2019, Categorías: Infidelidad Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    ... consuelos. Al principio me bastaba con pasarle la mano sobre su cabeza y hombros. Me gustaba tenerla en mis brazos, sentirlo cerca de mí, cuando instintivamente le di un beso en la mejilla cerca de su boca. Ella se apartó y me quedó mirando fijamente a los ojos, yo me quedé congelado pensando lo peor para mí, a tal punto que no atinaba a decir nada. Ella, luego de algunos segundos se acercó y dijo, ¡por qué no! y de inmediato buscó mi boca y nos fundimos en un ardiente beso, sin tapujos ni barreras. No besamos por largo rato, la besaba por el cuello, mientras ella se estiraba hacia atrás dándome facilidades para hacerlo. Mis manos comenzaron a moverse por su espalda, la apretujaba fuertemente, mientras ella se arrimaba más y más cada vez. Mis manos bajaron a sus nalgas apretándola fuertemente, como queriendo hacerle daño. Ella comenzó a gemir fuertemente y a restregarse contra mi cuerpo. Mis manos parecían tentáculos, me faltaban manos para acariciarla, para manosearla, para sentirla mía. Me parecía mentira estar en esa situación con ella. Desabotoné su blusa dejando a la vista un sostén o brasier fino de encajes, que guardaba uno fabulosos senos y unos pezones que estaban que rompían la tela. Besé alrededor de las tetas ella apretaba mi cabeza con sus tetas. Ella misma se aflojó y sacó el sostén dejando delante de mí, una par de tetas maravillosas, coronados por un par de rosados pezones puntiagudos que me invitaban a besarlos, a chuparlos, a mordisquearlos, cosa que pasé ...
    ... a hacerlo enseguida. Poco a poco me fui deslizando hacia abajo, mientras ella continuaba acostada y jadeando de placer. Le saqué la falda y las medias dejándolo en una pequeño tanga que muy apenas le cubría la entrada a su cuevota de placer, digo esto porque lo que tenía entre las piernas era verdaderamente digno del mejor espectáculo. Tenía una vulva realmente grande como se dice unas tres libras de carne pura. Me la iba comiendo a besos, le di la vuelta poniéndola boca abajo, y la besaba desde la misma nuca hasta en comienzo de la raja del culo, hurgando con mi lengua por toda su raja. Ella se retorcía, estaba que se derretía de placer. Le saqué la tanga y le abrí sus piernas, para con la lengua haciendo un juego circular recorrer la raja del culo hasta llevar a la misma fuente de placer. Ella sintió y se estremeció fuertemente, abriendo más las piernas, facilitándome mi trabajito. Yo estaba embelesado jugueteando con mi lengua en su clítoris, cuando ella se dio la vuelta, abriendo totalmente sus piernas, y agarrándome fuertemente de mis cabellos, llevó mi cara hasta su misma cueva, gritando ¡sigue, sigue, más fuerte, asiiiiii asiiiiii papacito dale, dale, dale más duro que ya acabo, dale dale más papito lindo! Estaba llegando a su primer orgasmo. Se puso tensa, casi rígida, apretándome contra su concha. Fue un largo y explosivo orgasmo el que tuvo. Luego se aflojó completamente, dejándose caer en la cama, diciendo ¡Qué rico, papacito, realmente estuvo delicioso! Hace ya ...