1. Pasadas las doce de la noche...


    Fecha: 22/06/2019, Categorías: Intercambios Fantasías Eróticas Autor: Iría Ferrari, Fuente: CuentoRelatos

    ... los cuatro, gimiendo como locos, gritando, quién sabe lo que pensaran los vecinos sobre la orgía que se celebras allí mismo. Franc me suelta toda su leche sobre mi culo. Paula y mi chico continúan con su tema un poco más. Terminan poco después exhaustos. Nos dormimos abrazados entre nosotros. Al despertar al mediodía con una resaca de campeonato mi chico no esta allí. No lo localizo al teléfono móvil, lo tiene apagado, parece se ha marchado a casa. Me asaltan las dudas, sobre si habrá enfadado por lo que hicimos anoche o simplemente buscaba su cama para descansar bien cómodo. Paula también esta despierta. -¿ Lo pasamos bien anoche , verdad ?. (Me dice ella con cara de no haber roto un plato jamás) Sonrío y le respondo con un: (Para mi fue inolvidable también y un secreto que no debía salir de aquellas cuatro paredes ). Franc despierta al oír nuestras voces y aún medio dormido sella el pacto de que ese será un gran secreto que no se volverá a repetir. Pero a modo de despedida, la joven pareja quiere hacerme un último regalo. Me piden antes de irme hacer un trío juntos. Me debato entre marcharme o seguir allí. Pero ya ...
    ... es tarde Franc vuelve a la carga con su juventud espontánea enseñándonos su miembro erecto de nuevo, esperando que sus dos concubinas se ocupen de él. Dos lenguas enroscadas a su falo, Paula y yo lamiendo de arriba a abajo y besándonos entre nosotras. Cuando Franc esta ya caliente, me suplica gimiendo, repetir lo de anoche. Su mirada lo delata, le excito muchísimo. Y Paula dice: -Quiero os volváis a follar y yo miro. (Este sí que será nuestro secreto que tu novio nunca sabrá). Franc me tumba en la cama y me la mete manteniendo su cara de la mía a un palmo, sudando, puedo notar como palpita en mi interior, mientras Paula se masturba sentada observando. Desde luego son unos buenos estudiantes y alumnos del sexo. Nos corremos al unísono. Jadeante, medio inconsciente de lo que ha sucedido de nuevo allí, me visto para marcharme. Como buenos anfitriones, deciden acompañarme en coche hasta mi domicilio que esta muy alejado. Me despido en el portal. Subo las escaleras sin hacer ruido y me encuentro a mi chico durmiendo plácidamente como un bebe, me recuesto a su lado y caigo dormida. Guardaré bien en mi mente esa experiencia. 
«123»