1. Las fantasías prácticas de Alicia Sierra.


    Fecha: 30/06/2019, Categorías: Humor sexual Autor: amanuense, Fuente: xHamster

    Con el brazo izquierdo cruzado sobre su vientre y el derecho atravesando en diagonal su pecho, Alicia observa los quehaceres del fontanero. Hace tan sólo unos minutos que el hombre ha entrado en su casa, pero tiene la sensación de haber vivido la escena antes. De pie, a un par de metros de él, tan solo puede ver su cuerpo embutido en un mono azul tendido en el suelo de su cocina junto a la caja de herramientas; sus manos, sus gestos los puede intuir junto al rostro, ocultos en el hueco bajo el fregadero.No tiene prisa esa mañana, pero apurada por la situación Alicia se mira el reloj. - ¿Es seria la avería?- pregunta al fin. El fontanero no responde, tan solo masculla algo entre dientes mientras su brazo se retuerce usando alguna herramienta. – He cortado la general, no sabía qué hacer, ¿he hecho mal?- dice intentando justificarse ante el escaso pero continuo goteo y los cuatro dedos de agua que encharcan la fregadera. Segundos después, el fontanero aparece y dicta su sentencia: esta tubería tiene un atasco importante. Me llevará un tiempo, pero se puede solucionar.- Ay, menos mal, por dios, qué rato más malo estaba pasando- dijo Alicia ya más relajada.- ¿Ve?, en este codo hay un tapón, por eso no corre el agua. Y como el tubo no esta bien apretado, por eso gotea- dice el hombre en plan didáctico. Alicia, que no entiende nada de fontanería se agacha no obstante hasta rozar ligeramente con su cuerpo el de aquel hombre.- ¿Le m*****a que me quede aquí?- dice Alicia mientras ...
    ... comienza a dar vueltas a su café con leche y se sienta en una de las banquetas que circundan la mesa de la cocina.- No, claro que no-.- Qué me gusta ver a un hombre trabajando con sus manos…- dice Alicia provocando la risa del fontanero. – Mujer, si esto lo puede hacer cualquiera…- contesta excusándose.- Uy no, yo no sabría; además se necesita una buena herramienta, como la que usted tiene-.- Su marido entonces-.- Deje, deje, mejor no metamos en esto a mi marido que él no entiende nada de humedades y siempre deja todo por la mitad-.Los minutos han pasado con Alicia dando pequeños sorbos a su café humeante mientras el fontanero le pedía un cubo o maldecía mascullando entre dientes. Al apurar la taza, en un gesto repetitivo y cotidiano, Alicia se levanta, camina unos pocos pasos dejándola en el fregadero. Sólo entonces repara en que, a sus pies, está el cuerpo tendido del obrero. Él no ha necesitado mucho tiempo para fijarse en el leve aleteo de los vuelos de la bata que viste Alicia. De repente siente un escalofrío que trepa por sus piernas, que se pega a su piel como la mirada de aquel hombre y se evapora al llegar a su vientre; no sabe qué es, pero está dispuesta a averiguarlo. Lejos de apartarse, permanece inmóvil, tratando de forzar la situación, quiere comprobar cual es la respuesta del fontanero. Cuando advierte que él no está dispuesto a apartar la vista, Alicia da un paso más, hasta enmarcar literalmente con sus piernas el cuerpo del hombre. Sus castas bragas blancas de ...
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