1. seduciendo


    Fecha: 08/07/2019, Categorías: Sexo con Maduras Voyerismo Autor: edit69, Fuente: xHamster

    Hacía ya dos años que mi marido nos había abandonado. Desde aquel momento siguió siendo mi obsesión. Al principio intenté recuperarle de cualquier forma y cuando vi que todo era imposible, procuré complicarle la vida, intentando que mis problemas fueran también suyos.Era imposible que volviese conmigo. Aquella mujer que me lo había arrebatado le tenía bien sujeto. Poco podía hacer. Más joven, probablemente más vivida y aunque no llegué a conocerla personalmente, por lo que sabía, muy guapa.Fernando, mi único hijo, sabía de mi desesperación. Me animaba a salir y a encontrar un hombre que me acompañase en la vida.Tardé seis meses en tener la primera cita. No pasó nada, a pesar que mi acompañante lo intentó de manera insistente. No pensaba en otra cosa que no fuera en Arturo, mi exmarido.Conectarme a internet y algún chat, me ayudó a que aquellas citas se hicieran más o menos frecuentes. Así empecé una relación con un señor bastante mayor que yo.Con él empecé a salir con frecuencia, a pasar fines de semana románticos en algún lugar pintoresco y a marcharme de vacaciones a otros sitios que no fuera el pueblo de Arturo. Sexualmente, reconozco, que sin ser el hombre de mi vida, me hizo sentir cosas que jamás logró el padre de mi hijo.Poco a poco me fui convirtiendo, a través de sus consejos en una mujer moderna. Mi ropa interior empezó a ser estilosa, comencé a depilarme a la moda, teñirme de rubia, ropa ajustada y más provocativa.Adelgacé, me sentía guapa. Parecía que en el ...
    ... último año había rejuvenecido diez. Mis amistades decían lo bien que me había sentado el divorcio. En realidad empecé a experimentar algo mi misma que jamás había sentido.En casa nunca me había preocupado excesivamente que mi hijo me viera ligera de ropa, aunque si evitaba que fuera totalmente desnuda. Nunca noté que tuviera especial interés en verme, por lo que tampoco me escondía al cambiarme de ropa, o salía con poca cuando me llamaban por teléfono o si debía resolver algún asunto doméstico en la intimidad.Mi sorpresa llegó cuando un sábado por la mañana, en el que ambos nos encontrábamos en casa, llamó mi madre. Estaba en la ducha y salí a coger el teléfono. Iba tan solo con una pequeña braga brasileña y la toalla que de manera descuidada dejaban mis pechos al descubierto.Vi que mi hijo bajó la cabeza y le di la espalda mientras hablaba por teléfono. No le di importancia, pero al girarme vi como mi hijo me miraba. Mi movimiento le hizo asustarse y de nuevo desvió sus ojos.En ese momento no le di demasiada importancia. Fue por la noche cuando empecé a darle vueltas a lo que había pasado.Cené con Pablo, mi novio y le comenté lo que había sucedido. Se lo tomó con humor, respondiéndome que era normal que un chico de su edad se fijase en una mujer madura y bien conservada, aunque ésta fuera su madre.Ya en la cama no paraba de darle vueltas a la cabeza, incluso, cuando estuvimos haciendo el amor, me venía a la mente la mirada de Fernando cuando salí precipitadamente de la ducha.Me ...
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