1. En el desfile (cont.)


    Fecha: 09/07/2019, Categorías: Sexo con Maduras Autor: mariacristina, Fuente: SexoSinTabues

    ... retroceder mucho, me seguía presionando desde atrás. pero ya no era la mano bajo la falda, me estaba introduciendo otra cosa y otra vez tenía yo “eso” bien metido entre mis inexpertos muslos; comenzó a taladrarme constante y rítmicamente, entrando y saliendo y más con cada movimiento mío en un vaivén más descarado. A veces parecía que empujaba “eso” que ya estaba bajo la falda, con su mano y “hacia arriba”, porque yo sentía que el roce era más directo y entonces me paraba en puntas de pié, subiendo y bajando a su mismo ritmo, incluso sacando la colita hacia atrás como sentada en una “sillita” y con el temor de que “eso” pudiera alcanzar y deslizarse más hacia adelante, hasta encontrarse con la mano del señor que seguía agarrándome bien bajo la pelvis, incluso amagando introducir algunos dedos en el húmedo huequito virgen. Es que sin dudas se daba cuenta que yo estaba para entonces bien mojadita y ya totalmente entregada a esos juguetones y gruesos dedos. Mi primo dándose cuenta de todo esto se agachó un poco sobre mi espalda diciéndome con osadía y voz entrecortada: “primita. aprovechá, aprovechá que ahora te quedaste solita y nadie te está viendo. acercáte bien, colocáte bien con este divino culito” (de nuevo me decían al oído esas palabras groseras que me incomodaban pero a la vez me gustaba escucharlas); mientras, seguía introduciendo vigorosamente, todo lo que podía, “eso” que me empujaba en la misma rayita. Aguanté apenas unos pocos minutos, lo confieso: me puse otra ...
    ... vez de puntitas de pié. subía y bajaba, como una poseída; me hamacaba a los costados de la cintura para abajo. me oprimía hacia adelante contra esa gentil mano ya toda mojada que, sin lastimarme, me oprimía vigorosamente y seguía jugando conmigo sin parar, como deleitándose con mi tremenda excitación y como si le sintiera a mi cuerpo vibrar cada vez más caliente. Los dedos gruesos seguían entrando bien cada tanto, creo que se encontraban con “eso” que iba entrando desde atrás. Comenzó a temblarme las rodillas. mi cuerpo ingenuo comenzó a sentir como escalofríos que iban y venían, no sabía en ese momento qué elegir: apoyarme más hacia atrás, donde el novio de mi prima me oprimía agarrándome ya con violencia de la cintura y moviéndome a su ritmo o bien hacia adelante, donde los dedos juguetones seguían. así estuve varios minutos, indefensa entre dos fuegos que sentía como que me quemaban uno más que otro. sofocada y procurando que no se perciba mucho mis jadeos. Para ese momento, ya ni miraba alrededor por si alguien “me estuviera viendo”. Sólo apretaba y abría los muslos y el señor se dió cuenta, cuando los abría metía hacia arriba buscando el huequito con dos o tres dedos, pero sin introducirlos de golpe o muy profundamente, los agitaba arriba y abajo como si su mano tuviera algún resorte y ahí ya no pude aguantar. tuve que susurrarle al señor (ahora, yo) suavemente: “Porfa. ya no puedo más. ¡no aguanto más!” pero él seguía, seguía. como diciéndome “Aún falta más. aprenderás a ...