1. El hombre de la casa


    Fecha: 11/07/2019, Categorías: Incesto Autor: Anónimo, Fuente: SexoSinTabues

    Yo he follado con varias mujeres, pero ninguna me ha dado el placer que siento cuando follo con mi madre, pues es un placer que transciende lo sexual. Yo he follado con varias mujeres, pero ninguna me ha dado el placer que siento cuando follo con mi madre, pues es un placer que transciende lo sexual. Y ello por dos motivos. Primero porque fue ella la mujer con la que yo perdí la virginidad y eso hace que siempre que vuelvo a follar con ella recuerde yo aquel momento mágico en que penetré por primera vez el chochín de una mujer ,y no era una mujer cualquiera, aquella hembra era mi madre, una madre a la que yo adoraba y adoro. Volver a estar en el interior de aquel lugar que me cobijo mientras me estabas formando, de aquel lugar en que todo era seguridad y atenciones para mí, fue como volver al Paraíso. Y eso es lo que siento cada vez que vuelvo a follar con mi madre, la vuelta al Paraíso perdido, un Paraíso que gracias a la penetración vuelvo a recuperar. Que nadie haga una interpretación psicoanalítica de esto, diciendo que lo que yo tengo es miedo a la luchar en la vida y que por eso añoró en mi subconsciente la vuelta a la seguridad del claustro materno; todo lo contrario, no le tengo miedo a la vida y me gusta luchar, simplemente que como guerrero que soy me gusta luchar y después de luchar volver a casa y que mejor casa que la de la madre para descansar y cobrar nuevas fuerzas para la siguiente lucha, porque cuando yo follo con ella le doy mi semen, pero ella me da mucho ...
    ... más , me da la energía vital que necesito. La segunda razón es porque cuando se folla sólo se disfruta plenamente si amas realmente a la otra persona, o por lo menos sientes cariño por ella, yo sólo he hecho el amor con dos personas que quiero de verdad, mi madre y mi mujer. Mi madre se llama Rosa y es guapísima de cara, morena, con generosos pechos y un culito que es un placer mirar. Se casó muy joven, diecisiete años tenía, y mi padre era catorce años mayor que ella. Tengo tres hermanas, la última de ellas póstuma, es decir nació después de morir mi padre, exactamente cinco meses y dos días después de morir él. Yo tenía entonces quince años. Vivíamos en un barrio rural de una importante ciudad española. Teníamos y tenemos tierras y vivíamos de ellas. Sólo transcurrieron tres meses desde que mi padre fue diagnosticado de una grave enfermedad hasta que murió. Mi padre sabiendo que pronto nos dejaría, habló varias veces conmigo. Me dijo que pronto sería yo el hombre de la casa, que mi madre era aún muy joven y debía cuidarla y atenderla en todo como le corresponde hacer al hombre de la casa y que sólo a mí, a él le gustaría que ocupase ese lugar, y que no le gustaría nada que un extraño viniese a ocupar su lugar en la casa. Que ese lugar si no era suyo, sólo podía ser mío, sólo podía ser de su heredero. Yo entonces aún no entendía muy bien lo que quería él decir, aunque yo lo sospechaba, pero no me atrevía a preguntarle si lo que yo sospechaba era en realidad lo que me quería ...
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