Un viaje en metro muy caliente - Relatos Eróticos

Un viaje en metro muy caliente

Todos los días tomo el metro en plena hora punta, ni que decir tiene que a las 7.30 de la mañana en el vagón vamos como se fuésemos en una lata de sardinas, unos apretujados los unos contra los otros, aveces no podemos ni respirarse de lo apretujados que vamos.como en una lata de sardinas, tan apretujados que es imposible moverse. Pues bien el otro día como de costumbre tome el metro sobre las 7.25 am y como es habitual el vagón iba hasta arriba a duras penas conseguí llegar hasta el fondo del vagón y quede allí aprisionado entre tanta gente, al llegar a la estación siguiente se bajo mucha gente y conseguí llegar hasta el fondo del vagón quedando mi espalda pegada a la paredes del vagón, derrepente me encontré encajonado ante una impresionare chica de unos veinticinco o o veintisiete años, de pelo rubio cortado a estilo militar con unos preciosos ojos color azul celeste tan intensos como las profundas aguas de un tranquilo mar, vestía un pequeño y ajustado top que le cubría escasamente sus duros y apretados pechos contra aquella minúscula pieza de tela llevaba unas finas y ajustadas mayas de fibra de color negro que dejaban ver bien a las claras sus largas y bien formadas piernas y dejando ver que tenia un estupendo trasero redondo y firme el cual por lo ajustado de las mayas de introducir entre sus nalgas y pronunciando más si cabe le sugerente raja de su duro y firme culo. Cuando el metro se puso en marcha dio un fuerte tirón y la quedo justamente delante de mi de ...

... espaldas hacia mi, con el movimiento del vagón sentía como sus duras nalgas se restregaban suavemente contra mi, yo ante ese placentero masaje decidí bajar discretamente una mano y disimuladamente empece acariciarla, primero empece por por los muslos con mucho miedo a que se diese la vuelta y me montase un escándalo y me cruzase la cara. Para mi sorpresa la chica no dijo nada, al contrario apretó si cabía más sus nalgas contra mi miembro que en esos momentos tenia una espectacular erección, mi mano recorra sus nalgas. con la punta de los dedos decidí ir más allá he introduje mi mano entre sus muslos y empece acariciarla entre ellos, ella discretamente abrió un poco las piernas para que la pudiese acariciar entre ellas más fácilmente, mi manos la recorrían las nalgas y entre las piernas mientras tanto ella había comenzado hacer un diabólico baile moviendo su culo muy discretamente haciendo unos deliciosos círculos y moviéndose de arriba hacia abajo apretándose cada vez más contra mi miembro el cual ya no aguantaba más dentro de mis pantalones, de repente ella me cogió la mano y la introdujo dentro de sus ajustadisimas mayas para que continuase acariciándole las nalgas. Su piel era suave y delicada encontré la fina linea de su minúsculo tanga y empece a pasar mis dedos por aquella fina y delicada tela llegando a la finísima tira que se metía el la raja de su culo, la seguí y empece a pasarla de arriba hacia abajo, ella cada vez se apretaba más contra mi para sentir como mi dedo se ...