1. MATEO III


    Fecha: 17/07/2019, Categorías: Gays Autor: Anónimo, Fuente: SexoSinTabues

    Mateo estaba destinado a convertirse en mi maestro, con él aprendería del sexo y del poder sobre los demás. A mis corta edad lo aprendería todo. Aquél domingo por la mañana, desperté antes que Luca y esperé a que este lo hiciera, pude ver su expresión de desconcierto al ver que llevaba puesto los calzoncillos de su hermano Mateo. Me reí en silencio cuando estos se le cayeron de lo grande que le quedaban, y su pene se tambaleaba graciosamente, en el afán por cubrírselo con las manos lo antes posible. Estos no son míos, exclamó todavía incrédulo. Me hice el distraído y seguí cambiándome, mientras recordaba lo sucedido anoche. Esa tarde, quedé al cuidado de Mateo, debido a que mi amigo Luca había salido de compras con sus padres. No podía ni quería desaprovechar cualquier oportunidad de estar a solas con él, entonces dije que no me sentía bien y que prefería quedarme en cama mirando televisión. Minutos después, me encontraba mirando una película sin mucho interés, recostado en cama, cuando Mateo entró al cuarto para decirme que se daría una ducha y que cualquier cosa que necesitara, lo llamase a la puerta. No pasó mucho para que me levantará de la cama y saliera fuera, recorrí el pasillo y una vez en la puerta del baño, me asomé para espiar a través de la cerradura. Al notar que no había nadie dentro, giré con prisa para toparme de frente con Mateo. Sonrió descaradamente. No te sonrojes, comenzó a decir, entra conmigo y de paso me das una mano. Asentí, esperando a que dé una ...
    ... primera indicación. Se sacó la remera y se bajó los pantalones junto con los calzoncillos. La luz del día que entraba por la ventana, dejaba ver todo su cuerpo desnudo con mejor claridad que las veces anteriores. Tengo mucho vello púbico, continuó diciendo, mientras se hacía unos recortes con las tijeras que previamente había tomado de entre sus cosas. Te gusta así, preguntó balanceando un poco su pene y testículos. Entendió por mi expresión, que me encantaba. Mis piernas están más peludas, comentó, están bien así supongo, lo que no me gusta es el vello en el culo. Me acercó una maquinita de afeitar y me dijo que con mucho cuidado le rasurara la zona del ano. Esto me la puso tan dura, que sentí que no me cabía en los pantalones. Suave como la cola de un bebé pensé al terminar, mientras no le quitaba los ojos de encima. Me dio las gracias y a continuación se apoyó contra la pared. Los testículos le colgaban redondos y repletos, y el tronco del pene se iba engrosando paulatinamente. Con una mano se agarró el miembro pesado y se lo golpeo con la otra para conseguir una mejor y poderosa erección. Se endureció al instante que juntaba saliva y escupía desde la boca y sin errarle, al glande colorado de excitación. Esta noche vendrá a dormir a casa un amigo, se apuró a decir, y quiero que le des una muy bienvenida. Lo vas a sorprender como lo hiciste conmigo, eso lo a volver loco. Es un chico por demás atractivo, así que no vas a tener problemas. Cerró los ojos, se mordió el labio ...
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