1. Bajo el cielo de Siberia (1)


    Fecha: 19/07/2019, Categorías: Erotismo y Amor Autor: Barquidas, Fuente: CuentoRelatos

    ... ocho-nueve años de la niña Nadezhda, edad a la que ella se empezó a “ganar el pan con el sudor de su frente”, y el joven amo Aleksei Aleksandrovich, con casi diecisiete años, salió de su casa para incorporarse a una escuela militar, de la que saldría con el empleo de oficial de la Armada Imperial rusa. Bien se dice que el tiempo nunca se detiene, de modo que los años fueron pasando y Nadezhda se empezó a hacer casi niña aún pero también casi mujer, con sus ya bien floridos doce-trece años, con un cuerpecito que empezaba a quitar el hipo a cualquier chaval, o jovenzuelo, aunque tampoco a varón bastante más que jovenzuelo, que todo hay que decirlo, por las redondeces que empezaron a adornar tal cuerpecito en senos, caderas, culito, cambios que al joven amo Boria en absoluto pasaron desapercibidos, sino que enseguida empezó a mirar a la que fuera su compañera de juegos de antaño, con ojos más propios de lobo hambriento ante tierna corderita que cualquier otra cosa. Y como las cosas son como son, y no como debieran ser, a sus catorce añitos, aún sin cumplir, la casi niña Nadezhda pasó a ser mujer por obra y gracia del joven amo Boria; en fin, que qué se le va a hacer, que eran muchos años, generaciones y generaciones, de casi servidumbre para oponerse, con firmeza, a los caprichos del amo. Claro que, a esa claudicación en toda regla, tampoco fue tan ajeno el sincero cariño que la aún casi niña, profesaba al que fuera su compañero de juegos En España hay un dicho muy antiguo: ...
    ... “Que tanto va el cántaro a la fuente, que acaba por romperse”, y eso, justamente, es lo que le pasó a la “pobriña” Nadezhda, que su “cántaro” se rompió antes de cumplir los quince añitos, a casi un mes de estrenarlos, cuando se supo embarazada de más de dos meses. ¿Qué pasó entonces? Sencillo, que su ardiente “enamorado” se lo hizo pencas abajo cuando supo tan “fausta” nueva, pues menuda era su señora “momó” en lo tocante a ciertas cuestiones de entrepierna, con lo que el mocer prefirió curarse en salud antes que correr riesgos innecesarios… En fin, que el “nene” fue a su “momó” con mil y un cuentos que pusieron a la “pobriña”,”ipso facto” en la “rue”, esto es, “soltera y sola en la vida”, compuesta y sin techo, amén de con lo puesto. Vamos, que ni su señora madre, menos, su señor padre, se atrevió a sacar la cara por la jovencita, no fueran a seguir su camino en la indigencia; eso sí, su señora madre le recomendó se alejara lo más posible de aquellos predios, irse no ya al pueblo con vocación de ciudad que quedaba a unas 30 verstas del lugar (unos 32 km.), sino al mismísimo San Petersburgo, la gran urbe capital imperial de Todas las Rusias. También le aconsejó que, de momento, se dirigiera a la casi vecina aldea donde moraban la mayoría de los muzjiks, campesinos que labraban las tierras de los Boronsov, entre ellos, un tío de la joven, hermano de su madre; allí, por esa noche, encontraría cobijo y comida, y mañana Dios decidiría, si quedarse en el pueblo-ciudad o seguir hasta ...
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