1. A los pies de mi ex


    Fecha: 30/07/2019, Categorías: BDSM Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    ... vista se clavaba en sus hermosos pies de cuarentona calzados con lustrosos zapatos negros de tacón de aguja. Si los hubiera calzado siendo mi esposa, pensaba, jamás me habría fijado en otra mujer y no habría provocado mi desgracia. -Como las cosas están tan claras, no voy a andarme con rodeos. Necesito otra criada porque, como ves, las obligaciones de Marta han aumentado desde que Carlos está conmigo. No me interesa un criado, porque para hombres ya tengo a mi futuro marido que, por cierto, la tiene mucho más grande que tú, la maneja mucho mejor y, si yo quisiera, podría follar de seguido a todas las mujeres de la urbanización dejándonos satisfechas, a diferencia de ti, que ni como amante de tu secretaria das la talla. Ya me dijo Paula lo que tuvo que fingir para que recomendaras a su marido, lo poco que aguantabas cuando se la metías y el ridículo hilito de semen que te salía cuando te corrías. Pero no me recrearé en vengarme, aunque lo merezcas. Si quieres ser mi criada, firma el contrato besándome los pies. Si no, márchate inmediatamente o Carlos te echará a puntapiés. Al límite de la humillación, de rodillas ante mi exmujer y delante de esos testigos de excepción, con la cámara de video que Elisa puso en marcha para el evento, besé uno a uno los adorables pies de mi nueva ama. Lo que aún no sabía era que Marta sería mi instructora y mi vecina la supervisora de mi aprendizaje como chica de servicio. Así que todos se fueron menos la criada que, camino de su cuartucho me ...
    ... fue dictando las primeras normas. -Deja tu ropa de varón en el porche y entra desnudo en casa. Debo enseñarte algunas cosas que no son nada divertidas para las mujeres, pero que quizá tú les llegues a sacar gusto, como depilarte el cuerpo entero, hacerte un moño o coleta o caminar sobre tacones altos. Si les sacas algún placer, procura que no se te note en la entrepierna o me vería obligada a ponerte un arnés de castidad. Pasamos a su cuarto de ducha y aseo. Allí me dejé depilar hasta los huevos y la barba, peinarme y recogerme la melena que tenía porque últimamente no podía gastar nada en peluquería y ponerme una faldita vieja de Sonia y unas zapatillas de cuña de Marta donde mis pies entraban malamente. Con tanta novedad, no lo pude evitar: me empalmé. Marta fue comprensiva. "En el fondo sabía que mi señor tenía alma de mujer. Ahora que va a ser mi ayudante, igual descubro que también tiene alma de criada…O de esclava". Sentado en el taburete de su toilette, mi instructora metió mano bajo mi falda y me empezó a masturbar. Dijo que lo hacía para que no se me levantara en la presentación ante mi ama Sonia. No tardé en correrme en su mano y, tras lavarme el pene, Marta me condujo al salón donde aguardaban Elisa, Sonia y su novio. -¿Se te ha resistido?-preguntó mi ama a su criada. -Se ha dejado hacer, mi señora, pero he debido quitarle el peligro a mano, siguiendo el manual de mi superiora en la instrucción de criadas no femeninas. -Bien hecho –felicitó Elisa a su subordinada-. ...