1. Mi segunda vez (Capítulo II)


    Fecha: 06/09/2017, Categorías: Gays Confesiones Autor: AndresM, Fuente: CuentoRelatos

    ... ablandó, me sacó el pene de la boca. Se lo había dejado limpiecito. "¿Qué tal te pareció? ¿Te gustó el sabor? "No lo sé" le dije. "No se puede comparar con nada que conozca, pero no era malo". Estaba un poco defraudado, porque pensé que iba a ser todo por esa noche. Pero no. Él se puso de pie, rellenó nuestros vasos, puso música suave a y acompasada, encendió un lámpara que se encontraba en un mesita al costado del sofá y apagó la lámpara que colgaba del techo. Él se movía al compás de la música, con su pene colgando y bamboleándose como un badajo entre sus piernas. Me dio un poco de risa y me distendí completamente. No sé cuánto tiempo pasó, hasta que él me tomó de las manos y empezó a bailar conmigo. Ambos desnudos y abrazados, nos besamos y acariciamos al son de la música, hasta que sentí que su pene volvía a estar en forma y se endurecía contra mi vientre, mientras el mío seguía su ejemplo. Tiernamente me llevó al sofá y me dijo: "acomódate como la otra noche", a lo que obedecí encendido de calentura, mientras él iba al baño en busca del lubricante. Esta vez se tomó su tiempo en prepararme, mientras yo movía mi culo suspirando. Cuando me sentí penetrado, mis suspiros cambiaron a gemidos. Esta vez fue más fácil que la vez anterior. Cuando lo tuve entero dentro de mí, levanté mi culo para sentir su vellos púbicos refregando mis glúteos, y sus bolas chocando con las mías. Estuvimos mucho rato así, gozando cada minuto más y más, hasta que ...
    ... exclamé "me voy a correr, Lucho". Entonces tomó el pañuelo que tenía a mano, como la otra vez, y envolvió mi pene. Se alzó detrás de mí apoyado en sus brazos y comenzó un mete y saca frenético, hasta que con su ya conocidos gruñidos, se vació en el fondo de mi con temblores espasmódicos. Yo apretaba el tronco de su pene con mis esfínteres instintivamente. Se tendió encima mío con su pene enterrado hasta el fondo, mientras con sus piernas acariciaba las mías y mis pies con sus pies. Se retiró sentándose en al sofá a mis pies, acariciando mis pantorrillas mientras recuperábamos el aliento. Al cabo de un rato, apretando mi culo para que no se saliera su leche, me fui a pasitos cortos y rápidos al baño. En la ducha dejé que todo su semen saliera, me sequé y salí desnudo del baño. Le dije "tengo que dejarte, se hizo tarde y si me quedo más tiempo no tendré en que ir a mi casa". "¿Te ha gustado?" me preguntó. "Si mucho, como nunca lo hubiera imaginado. Es demasiado rico". En mis adentro me decía "Me estoy volviendo maricón, no puede ser, pero me gustó tanto que si sigo así, voy a ser un completo maricón". En el bus de vuelta a casa, me repetía lo mismo. "No quiero ser maricón", me decía. "No quiero ser marginado, que mis amigos y amigas murmuren, se rían de mí, me dejen de lado". "Si no paro ahora, nunca más voy a parar. Es mucho placer" Tomé una decisión drástica, pero no sabía que estaba muy equivocado. Pero de esto les contaré en otra ocasión. 
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