1. madre y hija


    Fecha: 16/08/2019, Categorías: Tabú Autor: lujuria69, Fuente: xHamster

    Me llamo Adriana, dentro de poco cumpliré44 años, estoy divorciada y tengo una hermosa hija, Mariela, de 21 años.Nos llevamos muy bien, compartimos muchos gustos y secretos entre nosotras,aunque en ciertas cosas somos muy distintas. Por ejemplo, respecto de los hombres.Yo he reprimido durante años mis sentimientos y ganas de explotar dedeseo, porque me casé con un imbécil que me arruinó lavida hasta que nos divorciamos. Por suerte mi hija se toma las cosas de otramanera, sin prejuicios, y tiene una vida sexual mucho más intensa quela que yo he tenido jamás. Trato de ser una madre moderna y, salvo advertirleque debe tomar ciertas precauciones, no le pongo límites.El verano pasado, cuando sucedió lo que quiero contarles ahora, alquilamosun departamento en la playa para nosotras solas. Apenas nos habíamosinstalado y a Mariela ya la estaba llamando su novio, Matías. Es un chicode 26 años, muy hermoso y amable, los dos se llevan bien y forman unapareja simpática.Esa noche mi hija y su novio se fueron a bailar, y yo me fui a cenar con unaamiga divorciada como yo y dos hombres amigos, que nos habían invitado.Con uno de ellos, Alberto, yo tenía esperanzas de que sucediera algo.Estuvimos coqueteando toda la noche, insinuándonos cosas y diciéndonosfrases con doble sentido; yo estaba segura que terminaríamos en la camay estaba bastante excitada porque él me gusta mucho. Al final de la cenase ofreció a llevarme hasta el departamento en su automóvil, hablamosmucho, nos acariciamos un ...
    ... poco, pero cuando llegó el momento de pasara algo más, él mencionó algo respecto de su esposa, queno quería serle infiel, y al final se despidió de mí conun beso. Para entonces estaba yo muy caliente, y tuve que quedarme asíporque Alberto se fue dejándome sola en la puerta del edificio.Excitada y enojada como estaba, entré al departamento y allí meesperaba una sorpresa. Apenas abrí la puerta y encendí las lucesencontré a Mariela y a Matías en el living, recostados desnudosen un amplio sillón. Mi hija tenía las piernas abiertas y su novioestaba sobre ella. De él recuerdo su espalda ancha, cubierta de sudor,con los músculos marcados por el esfuerzo, porque se estaba moviendorítmicamente penetrando a mi hija por la vagina con el pene grueso. Ellagemía de placer.Me quedé helada, sin saber qué hacer. Mariela cerró losojos y se aferró más a Matías, acariciándole laespalda con sus manos y enlazando sus piernas a la altura de los riñonesde su novio. Él giró la cabeza y me miró; sentíque me desnudaba con sus ojos. Era hermoso, y verlo en esa situaciónresultaba por demás erótico. Toda su potencia de hombre al serviciodel sexo.Por fin reaccioné y me fui a mi cuarto haciendo un ligero gesto con mimano dirigido a ellos, como que estaba todo bien. Las piernas me temblaban unpoco, jamás había visto a otra pareja teniendo sexo delante demí, y menos a mi hija. Pero me pareció que lo mejor era no apartarmede mi rol de madre moderna y dejarlos hacer. Después de todo, muchasveces le había dicho a ...
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