1. (3) Los amores de Ana Etxeberria


    Fecha: 10/11/2017, Categorías: Grandes Series, Microrelatos, Autor: Mister Neron, Fuente: CuentoRelatos

    4 -¿Vienes o no? Tengo ganas de otro polvo –esperaba la universitaria hermosa y desnuda en la cama, pero Cajahueca la ignoró con desdén. Prefería visionar los videos pornos de Ana Etxeberria. Ya llevaba vistos 23 videos y no se cansaba. Ana era una maestra del fornicio y en cada video se superaba. Esa forma de correrse. Su arte coital. Ese tesoro valioso que escondía entre muslo y muslo. Cajahueca reconocía la espectacularidad en sus orgasmos. Los videos pornos de Ana eran conocidos en el campus. Cada semana ella rodaba cuatro o cinco videos nuevos y se salía de madre. Debía admitirlo. Cajahueca se enamoró de ella, de su coño en acción, de sus gritos sexuales, de cada trozo de su cuerpazo. Solo tenía polla para ella. -Oye, ¿quieres traer tu polla a la cama? Tengo prácticas en quince minutos y quiere ir bien follada –exigió la universitaria. Pero Cajahueca ni la miró. -¡Hijo de puta asqueroso! –se bajó ella de la cama, recogió su ropa y se marchó. Pero la atención de Cajahueca estaba en el vídeo 24. Otra vez Ana follando, en este caso con dos chicos en una ducha. Se sacó la polla venosa y se masturbó por sexta vez. -Eres mía, zorra… Solo mía… 5 Miró la hora. -¡Mierda! Rocío Quesada volvía a llegar tarde a clase de ética médica. Aligeró el paso. El profesor la tenía fichada y un negativo le vendría fatal para la nota final. Empezó a subir las escaleras hasta el rellano del tercer piso. Aquí se encontró con Iñaki, con cara apurada. -Hola, Rocío. ¿Tienes un momento? -Ahora ...
    ... no. Voy tarde. -Es que he visto tres videos pornos en el móvil y necesito descargar. -Te he dicho que ahora no. Búscame luego. -No tardaré ni dos minutos. Será meterla y correrme. -¿Qué frase no has entendido? Que voy con el tiempo justo. -Y yo te digo que no puedo esperar –la agarró del brazo. -Hey, suéltame, me haces daño. -A mí no me da órdenes una furcia –la arrojó con la pared y aquí mismo la arrancó las bragas de un tironazo. -Para, Iñaki. -Solo es un momento –la separó los muslos. -No quiero ahora. -Que te calles, zorra. La aplastó contra la pared para inmovilizarla. -No te muevas, coño. -Déjame, cabrón. No puedo respirar. Pero Iñaki se la sacó totalmente alzada. -Saca el culo y no te muevas. -Para, por favor. Iñaki colocó su pelvis en paralelo a la de ella para proceder a la entrada. -Eso, pon resistencia, eso me pone más. -No lo hagas, por favor –sollozaba Rocío. -Ahí voy –se preparó para el embiste, pero alguien desde atrás lo agarró del pelo y lo zarandeó para apartarlo de Rocío-. ¡Hey, cabrón, suéltame! El chico obedeció y lo soltó lanzándolo contra el suelo. Iñaki rodó como un monigote. -¡Largo de aquí, capullo! –se enfrentó el chico a él. -Vale, vale… -se levantó y se marchó acojonado. -Hey, ¿estás bien? –se preocupó por Rocío. -Creo que sí. Muchas gracias. -¿Ese violador de mierda es tu amigo? -Ya no. -¿Te ha hecho algo? Si quieres le busco y le parto la cara. -Te lo agradezco, pero no hace falta. Estoy bien. -Volverá a hacerlo. Podemos ir juntos al rector y ...
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