1. La primera vez que fui violada


    Fecha: 24/08/2019, Categorías: Sexo con Maduras Autor: Ana Del Veliz, Fuente: CuentoRelatos

    ... manejaba mejor su verga, y tengo que reconocer que sí sabía usar sus dedos, los cuales enterró tanto en mi sexo, como en mi culo, que ya se estaba acostumbrando a ser invadido por todo tipo de falos. El jueves le hice una maldad a Jorge. Llegué con un tipo de mas o menos su edad. Un viejo pelado, que incluso era menos atractivo que él. Cuando subimos al ascensor, me arrodillé, le bajé el cerré del pantalón, y le hice un pete. Yo sabía que en los ascensores había cámaras, y rogaba que Jorge me estuviese mirando mientras me tragaba ese falo veterano, todo venoso, hasta tragarme la leche. El otro día le pregunté a Jorge, haciéndome la tonta. “Jorge, ¿esas cámaras andan?”, refiriéndome a la de los ascensores. Me había puesto una calza negra bien ajustada. Jorge perdió su vista entre mis piernas, donde la tela ajustada marcaba a forma de mi vulva. “Sí, ¿por qué?”, me dijo. Pero el temblor de su voz, y el tono rojizo que tomó su piel, me hicieron comprender que sabía muy bien de qué le hablaba. “No, por nada” le dije, sosteniéndole la mirada mientras enrojecía más y más. “Acuérdese, no le vaya a decir nada a mi novio, por favor” le recordé con la sonrisa más dulce que pude sacar. Hace rato que venía fantaseando con acostarme con dos tipos a la vez. Así que simplemente lo hice. El viernes salí de cacería con una pollerita floreada, y una blusa semitransparente. “Nos vemos mas tarde” le dije a Jorge, guiñándole el ojo. Fui a un pool, y después de una hora de estar sola, vi entrar a ...
    ... dos tipos. Cuando cruzamos las miradas les regalé una sonrisa y enseguida los tuve comiendo de mi mano. Tomamos cerveza y jugamos al billar un buen rato. Uno de ellos, el que mas me gustaba, un morocho barbudo, me comió la boca un par de veces. El otro, un hippie veinteañero, lo imitó cuando me descubrió tan predispuesta. Cuando se hizo las dos y media, les pedí que me llevaran a mi casa. En el trayecto, el barbudo me acariciaba las piernas mientras al otro se le hacía agua la boca. No hizo falta que los invitara a subir. Ya estaba todo dicho. Me siguieron hasta la entrada, y entraron conmigo. Jorge, fingía arreglar una lámpara. Ya no le quedaba asombro en la mirada, pero los celos estaban a flor de piel. Para colmo del pobre Jorge, el hippie que venía babeándose en todo el camino, no pudo esperar a llegar al departamento, y ya comenzaba a manosearme el culo en presencia del pobre encargado. Una vez arriba, me empezaron a desnudar: me bajaron la bombacha, despacio, y con ternura. Se deshicieron de mis zapatos, luego de la blusa y del corpiño, y al final me quitaron la pollera floreada, dejando todo desordenado en el piso. Tengo que decir que las escenas de las películas porno, no son tan fáciles de realizar como lo hacen ver las actrices, pero aun así lo hice bien: empecé por hacerles el mejor pete del mundo. Un pete experto, gracias a todas las pijas que había chupado en el último tiempo. Después me puse en cuatro, ya ahí es cuando se puso difícil la cosa, porque mientas uno ...
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