1. Fui infiel con el sodero


    Fecha: 28/08/2019, Categorías: Infidelidad Primera Vez Autor: hilda, Fuente: CuentoRelatos

    ... cuerpo exquisito, digno de ser poseído por cualquier hombre. Hacía más de un año que había perdido de vista a mi ex vecino. Manuel nos visitaba 2 días en la semana, en un horario posterior al almuerzo. Este chico tenía una gran responsabilidad laboral pero su abstinencia sexual se había transformado en mi obsesión y me sentía con los pergaminos necesarios como para asistirlo en esa carencia, por lo cual lo transformé en mi principal objetivo. Cuando comencé a acosarlo, él no atinaba a engancharse en mis insinuaciones que primero eran verbales y luego acompañadas con mis prendas cada vez más atrevidas. Mi esposo a veces venía a almorzar y luego se acostaba a dormir un par de horas para continuar sus labores en la tarde y otras veces me avisaba que se quedaba de corrido en su trabajo, a donde se trasladaba en vehículo de su empresa dejando siempre el auto en la cochera. Esto me posibilitaba atender a nuestro sodero a solas y desplegar mi audacia sin mayor recato. Mis pantalones fueron cada vez más ajustados y luego reemplazados por minifaldas cada vez más mini. Siempre yo hacía entrar a Manuel a la cochera para que dejara los sifones de soda en el piso y yo los recogía dándole la espalda dejándole mi culo como al descuido, apenas cubierto con mis pequeñas tanguitas, para que se embelesara. Él se ponía nervioso y titubeante, pero siempre se iba por la tangente con alguna conversación relacionada con el trabajo. Finalmente al cabo de 3 o 4 semanas de acosos, llegó el día “D”. Me ...
    ... había puesto una falda amarilla, que apenas me cubría los cachetes, remera sin sostén y una diminuta tanguita. Cuando me agaché a recoger los sifones noté que él dio dos pasos y se paró detrás de mí. Yo vi sus zapatos casi tocando los míos y retrocedí un poquitín hasta apoyar mi culo en su paquete, que estaba duro como una piedra. Manuel se quedó estático yo me levanté manteniéndome pegada a su bulto y voltee mi cabeza con una sonrisa. Entonces él por fin me tomó de la cintura, dándome la señal tan esperada. De inmediato me soltó diciéndome –disculpe señora, no fue mi intención tocarla. Pero yo le tomé las manos y las deposité en mis senos, mientras comencé a balancear mi trasero apoyada en su bulto. Él comenzó a acariciarme las tetas, el romance había empezado. En un minuto me saqué la remera y le desabroché los pantalones para tomarle el miembro totalmente endurecido. Nos comenzamos a besar y mi calentura no tardó en invadir mi piel desde el cuero cabelludo hasta los dedos de mis pies. Abrí una puerta trasera del auto, un Peugeot grande y lo empujé haciéndolo caer en el asiento de espaldas. Allí se la chupé con devoción. El humilde muchachito se cargaba una matraca de como 18 cm y buen grosor. Mientras se masturbaba y mamaba intentando tragármela toda, con desesperación me manoseaba el clítoris descargando un par de orgasmos previos. Luego lo hice levantar del asiento y me subí yo en perrito dejando mi cola al borde de la puerta, a su disposición. Que maravilloso fue sentir ...