1. Confidencias 17 Bailando noto una verga caliente en las nalgas


    Fecha: 28/08/2019, Categorías: Gays Autor: Alvaro-L-de-H, Fuente: SexoSinTabues

    ... él. -Papá nunca me hará daño, me quiere, soy su hijo. Solamente quiere que esté un rato a su lado. -No, no te hará daño, ya lo ha hecho, pero mi temor es por los enemigos que tiene, que quieran cobrarse en ti lo que él les debe. Quizá notó que me inquietaba y me acarició la cara. -Sería mejor que no le vieras pero si tu quieres no puedo negarme a eso. Me coloqué arrodillado en el sofá y le abracé el cuello. -No te preocupes tanto Edu, yo seré prudente en todo y no pasará nada malo. Cuando Damián me dejó en el mismo lugar de la otra vez tuve cuidado al bajar del coche, y sin ser consciente deseaba volver a atropellarle, que aquel chico hubiera estado allí. ¿Me estaba volviendo loco, o qué? Llegaba tarde y corrí para pasar la esquina, no hubo necesidad ya me esperaba Rubén con Simón allí mismo. Nos abrazamos sin mucha convicción, sentía que estaban molestos por mi tardanza. -Venga Rubén, no es para tanto. Simón me abrazó la cadera mientras caminábamos y se acercó a mi oreja. -Tiene planes y un enamorado…, o…, podía haberte esperado yo pero… Y me señaló a mi primo un par de pasos por delante. Había dejado un “o” pendiente de explicar. Como la otra vez el espacio escaseaba y teníamos que permanecer apretados, ya con las bebidas y después de hablar a gritos algunos se fueron a bailar y quedó más lugar para sentarse. Rubén estaba distraído y buscando con la mirada a no sé quién, yo hablaba con Simón y un chico muy afeminado que le miraba extasiado acercándose a él, haciendo ...
    ... coqueterías para que le prestara atención. Sentí una presencia cercana y me giré, no estaba junto a mí, me miraba desde la barra y yo sentí su presencia a mi lado, como si no nos separara esa distancia de metros. Elevó el vaso que llevaba a los labios en un mudo saludo. No quería sentirme así, tan…, tan intimidado, tan receptivo a su presencia y miré para otro lado. -¡Hola! Escuché su voz y el saludo no venía para mí. -¡Alberto! Exclamó Simón. -Siéntate. Se estrujó contra mí para dejarle sitio entre su amanerado amigo y él. Hablaban como si se conocieran de toda la vida y no me lo podía creer. Alberto no dejaba de mirarme consiguiendo que estuviera nervioso y al compañero de Simón se le notaba lo molesto que se sentía a todas luces. -Me voy a bailar. Me levanté de improviso, Rubén había desaparecido y a los demás no les importaba lo que pudiera hacer. -Voy contigo. Alberto dejó el vaso y se puso con rapidez de pie siguiéndome hacia la zona de baile. Al borde de la zona comencé a moverme con los ojos cerrados, le sentía cercano y no quería verle. Bailamos un rato, metiéndonos cada vez más entre el gentío, sin mirarnos, yo al menos no lo miraba, lo sentía. Su olor inconfundible, los ligeros roces en mi cintura o caderas, leves como alas de mariposas, simplemente para protegerme, para que los cercanos no me tocaran porque estaba acompañado. Sin saber por qué, me molestaba su sobreprotección, ¿siempre tenía que estar bajo la sombra de alguien que me cubriera ante los peligros? Quise ...
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