1. El chacal de mi trabajo


    Fecha: 29/08/2019, Categorías: Gays Autor: Anónimo, Fuente: SexoSinTabues

    Siempre me habia gustado, pero no pense que fuera a suceder Hace años trabajaba de mesero en un salón de fiestas que pertenecía a uno de mis tíos. Antes incluso de empezar a trabajar, yo ya iba mucho con mi familia ya que normalmente nos invitaba a comer. Uno de los trabajadores de mi tío, Alberto, siempre me llamo la atención. Es un hombre con pinta de chacal, moreno, algo bajo de estatura pero con muy buen cuerpo, a través de la camisa blanca que era el uniforme del salón se le notaba unos brazos fuertes y una espalda muy trabajada y regularme se tenía que agachar para levantar cajas, entonces se le marcaban mas la nalgas, lo cual me volvía loco. Trabaje algo de tiempo con mi tío y nunca le insinué nada y menos él a mí, platicábamos regularmente pero nada fuera de lo común. De todas maneras, todos esos meses no dejaba de mirar su cuerpo y la forma tan masculina en que me hablaba. Un día nos toco quedarnos a él y a mí solos al final de una fiesta que término ya muy de madrugada. Mi tío se había ido y nos correspondía limpiar y arreglar la cocina. Hacía mucho calor así que abrí las ventanas de la cocina para empezar a ventilar. Alberto estaba fuera de la cocina arreglando las mesas y yo me quede en la cocina arreglando los platos sucios y las bebidas que no se habían usado. Para acomodar los platos, debíamos meter cajas de estos bajo un estante cerca del fregadero para que después se pudieran lavar, pero la mesa tenía una tabla, entonces debes ponerte en canclillas para ...
    ... poder meter las cajas. Estaba por terminar de colocar la ultima caja, así que cuando termine, me intente levantar pero me encontré a Alberto muy cerca de donde estaba y mi cara roso directo con su entrepierna. No fue nada inusual, un toque muy rápido, pero fue suficiente para poder sentir un poco su verga y oler algo de sudor. Muy avergonzado, me hizo para atrás y le dije: -¿Que te pasa?, hasta para allá. -Haha, perdón, pensé que me habías oído entrar y quise ver si ya habías acabado con las cajas -Pues sí, ya quedaron ahí como pudieron -Si, así a golpes debiste haberlas acomodado así como el que me acabas de dar Pensando que tal vez le había golpeado, le pedí perdón: -Perdón, pero eso te pasa por ponerte ahí -No te apures, igual no me dolió, tengo huevos de toro. -Haha, Aja, ándale como no. -Enserio, ¿te los enseño y te los tragas? Yo nunca he sido indiscreto y siempre me comporte fuera de lo que se considera gay, pero me gusto como empezó a hablarme, así brusco, así que empecé a ponerme nervioso, y él empezó a notarlo. Posteriormente, le dije: -Ni madres wey, no te creo -Si ándale, se nota que quieres verlos. ¿Te gusta la verga verdad? Pensé rápidamente, ¿Qué podría pasar? Tenía a un hombre varonil y de buen cuerpo frente a mí con ánimos de mostrarme su verga y ya hacía rato que me gustaba verlo, así que con algo de vergüenza le dije: -Anda, ya pues, sácalos. Alberto sonrió y puso una cara muy morbosa, se desabrocho el cinturón y su pantalón para dejar ver un bóxer negro. Metió ...
«123»