1. Lencería provocativa


    Fecha: 30/08/2019, Categorías: Erotismo y Amor Primera Vez Autor: johnsmith2347, Fuente: CuentoRelatos

    ... enfadada, pero no me dijo nada, así que yo seguí frotando aún más. Tomé confianza y coloque mi mano sobre su nalga izquierda. Finalmente, empecé a eyacular mucho, mientras ella disimulaba que dormía. Rápidamente cogí un trozo de papel para limpiarle el semen. Durante el desayuno no tocamos el tema, parecía que habíamos encontrado una forma de hablar de ese tema incomodo: el silencio. No había necesidad de palabras. A la mañana siguiente me desnude para bañarme. Ella entró y sin decir palabra alguna se hincó. Tomó mi pene con su mano y empezó a acariciarlo al tiempo que besaba mis testículos. Comencé a gemir mientras le acariciaba su cabello largo. Poco después se llevó mi miembro a su boca. Empecé a gemir con más fuerza hasta que me vine es sus labios. Al terminar salió del baño. No sabía que estaba pasando. Solo sabía que me gustaba mucho. Las frotaciones en la cama se repitieron nuevamente, pero un día, para mi sorpresa, no traía puesta lencería. Trate de frotar mi pene erecto en medio de sus nalgas como otras veces lo había hecho, pero al estar desnuda, mi pene tendía a meterse en su dulce intimidad. Yo sólo me deje llevar por mi instinto temiendo que esta vez sí se enfadara. La cabeza de mi pene comenzó a entrar lentamente, mientras ella yacía inmóvil. Presione un poco más fuerte, mi miembro erecto ...
    ... entró aún más y sentí como un gran placer recorría todo mi ser. Comencé a moverme suavemente para no "despertarla" pero seguramente ella ya estaba despierta. Finalmente lo inevitable sucedió, comencé a entrar y a salir de su ser. Empezó a gemir ante mis embates detrás de ella. Mi mano yacía sobre su nalga izquierda, así que ella la tomó al tiempo que gemía. Eso me dijo muchas cosas: que yo le gustaba físicamente y que fascinaba la hiciera mía. Todos esos coqueteos y situaciones habían servido de preámbulo para esto. Sentí que pronto empezaría a eyacular así que me salí de ella. Al hacerlo, mi pene empezó a escupir aquel líquido espeso y amarillento. Ella volteó visiblemente agitada, sonrojada, me miró a los ojos y sonrió levemente. Poco después salió de mi alcoba. Después de aquel día, comenzamos a tener sexo cada noche. Ella solía meterse en mi cama con lencería, me quitaba la trusa para acariciarme y poco después se subía en mí hasta que mi pene entraba en su conejito húmedo. Con movimientos de arriba a abajo le gustaba disfrutar de miembro al ritmo que gemía. Mientras lo hacíamos comenzó a besarme en la boca con una gran pasión. Al terminar nos quedamos dormidos. Como era costumbre, a la mañana siguiente, no tocamos el tema... no había necesidad de palabras. Sabíamos lo que sucedería en la noche. FIN 
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