Laura y su marido cornudo - Relatos Eróticos

Laura y su marido cornudo

... ofrecer el placer que ella se merecía. Cuando teníamos relaciones, generalmente eyaculaba a los cinco minutos después de penetrarla, cuando Laura apenas empezaba a calentar, por lo que debía estimularla oralmente o con ayuda de juguetes sexuales hasta lograr volver a recobrar la erección de mi miembro y proseguir. En fin, Carlos y yo nos pusimos de acuerdo para que el tuviera una cita con mi esposa. El lugar sería en mi propia casa y todo lo que ocurriera allí, quedaría como secreto entre cuatro paredes, pues tampoco deseaba que su esposa se enterase de tal aventura. Laura por su parte, también aceptó la propuesta tras conversar con ella. Y así fue como un día, Carlos fue a mi casa a visitarnos. Mi esposa Laura lo recibió, vistiendo en esa ocasión, una falda muy corta que mostraba esas esbeltas piernas suyas de piel morena. Y un escote mucho más abierto de lo inusual de la blusa. A mi amigo le iban a saltar los ojos de las cavidades de lo embobado que estaba de ver a Laura. Almorzamos los tres en nuestra mesa, pues era necesario tratar con toda cortesía a nuestro invitado. Para dejar que intimaran un poco entre ellos, yo pretexté que había recibido una llamada urgente de mi jefe y tenía que hacer una importante entrega. Entre tanto, ellos parecían llevarse muy bien, pues mi esposa no paraba de reir (ya que Carlos tenía muy buen humor y era muy sociable). Hasta estaban bebiendo unas copas de vino que yo mismo compré recientemente. Después de todo, los efectos del licor iban a ...

... manifestarse en ellos, desatando una imparable explosión de la libido en ambos. Así pues pasaron varias horas, y yo tan solo fui a hacer algunas compras para ganar tiempo hasta que mi amigo se llevara a mi esposa hasta su habitación. Silenciosamente regresé, tratando de no hacer mucho ruido hasta esconderme en el baño de la casa, habiendo echado previamente llave por dentro. En la alcoba de mi mujer coloqué una cámara tan pequeña que ella no fuera capaz de percibir, y desde mi propia laptop monitoreaba cada ángulo de la habitación, para no perder detalle de lo que ellos estaban por hacer. Cuando enciendo la laptop para monitorear la habitación, mi amigo y mi esposa ya estaban en la cama, besándose apasionadamente y abrazándose el uno al otro. Estaban en el preámbulo para dar inicio al rito amoroso. Y ahora yo, su cornudo esposo, como atento espectador. 
Mi esposa llevaba puesto en ese momento, una lencería negra con sujetadores y tanga del mismo color, así como unas largas medias de encaje y zapatos con tacones también de ese color. En otras palabras, estaba bastante sexy. Mi amigo Carlos llevaba una camisa y pantalones jeans, pero ya se había despojado de la prenda superior quedándose con el pecho descubierto. Las caricias subían de tono y ahora mi mujer bajaba el cierre del pantalón de mi amigo, para empezar a chupar de su polla, que estaba bien erecta al parecer. Nunca había visto a mi esposa chupar una verga con tanto esmero y dedicación como lo estaba haciendo ahora, y ...