1. Mi propio Padre me hizo Maricón!


    Fecha: 15/04/2019, Categorías: Incesto Tus Relatos Autor: Nauj69, Fuente: RelatosEroticos-Gratis

    ... creer lo que veían. La verga de mi papá sí que era muy gorda y cabezona; misma que reposaba dormida sobre esos colosales huevos, que más parecían dos bolas de billar de carne y pelos. En eso mi padre se las agarró con una mano y las cargó, demostrando lo pesadas que eran, y luego las zarandeó un poco y con ello también hizo que su verga se sacudiera estrepitosamente. Papá sonrió al ver mi cara de asombro y se recostó contra el sofá, puso sus musculosos y sudados brazos tras su cabeza y mirándome con orgullo me preguntó:
    
    - ¿Qué te parecen los huevos de tu padre, eh hijo?
    - ¡Joder papá! Nunca había visto unos huevos tan gigantes… ¡Y tu verga también se ve enrome! —Dije moviéndome, lo que hizo que el cojín que me tapaba se cayera al suelo.
    - Y vaya que si te gustan. —Continuó mi padre riendo divertido- Tremenda erección la que tienes hijo. Hasta parece que has montado una carpa.
    - Perdona papá… —Y me levanté ya sin tratar de ocultar mi dolorosa parazón, pues en ese bañador era corto y de lycra, y me la acomodó lo mejor que pude- En verdad que no sé qué me pasa hoy…
    - No te preocupes tanto, hijo. Es normal que sientas cierta curiosidad por el cuerpo de tu padre. Ven y siéntate junto a mí, que no pasa nada.
    
    Y así lo hice. Con cierta pena me senté en el mismo sofá que mi padre, con mi rodilla pegada a su muslo y sin poder dejar de ver su peluda y dotada entrepierna.
    
    - No puedo dejar de vértelos papá. —Le dije tragando en seco- ¡Sí que son enormes!
    - ¿Quieres ...
    ... tocarlos? —Me preguntó indicándolos con un leve gesto de su rostro, pues continuaba recostado cómodamente y con los brazos tras la nuca, que el fuerte hedor a hombre de sus axilas me golpeó la nariz- Puedes hacerlo, no me molesta.
    
    Yo lo volteé a ver extrañado; pero él sólo me volvió a ser señas con sus ojos, de que su entrepierna estaba libre. Me sentí raro, aunque luego recordé las palabras de mi padre, de que todo eso era algo normal y como éramos padre e hijo tendría que ser algo natural; así que no lo dude más. Me acerqué más y me agaché lo suficiente como para estirar una de mis manos y llevarla hasta los huevos de papá. Tímidamente los tomé y confirmé que ciertamente eran descomunales, tanto que no me cabían en la palma de la mano, y al sopesarlos sentí lo tremendamente pesados que eran y como se sentían suaves por la gran cantidad de pelos negros que los cubrían.
    
    Luego acerqué mi otra mano y con ambas continué manipulándoselos, imaginando lo que me había dicho acerca de lo cargado que los tenía de leche; que mi verga se puso aún más tiesa. Mi padre no dijo nada todo ese tiempo; sólo resoplaba y se dejaba tocar por mí, en lo que noté como su verga empezó a reaccionar y comenzó a ganar tamaño rápidamente y volumen a medida crecía y se iba irguiendo.
    
    - Parece que a ti también se te ha puesto dura por el calor, papá. —Le dije sonriendo.
    - Parece que sí, hijo. —Y apoyó una de sus manos sobre mi cabeza.
    Papá me acarició el cabello devolviéndome la sonrisa y en ese momento ...
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