1. Desafío de galaxias (capitulo 46)


    Fecha: 14/11/2017, Categorías: Grandes Series, Autor: calvito, Fuente: CuentoRelatos

    La zona de influencia del Ares se había reducido drásticamente. Las minas nucleares se recolocaron para crear una zona segura donde la flota del República pudiera abrir vórtices de salida y llegar con cierta seguridad. La presión bulban sobre las defensas estáticas era tremenda, estaban casi al límite, pero todavía tenían un pequeño margen para aumentar su rendimiento. Las baterías Petara disparaban constantemente, y por primera vez desde que Marión las descubrió al comienzo de la guerra, sus acumuladores se resentían y no recargaban con la suficiente rapidez. Aun así, la situación no era peligrosa, aunque si preocupante, y el general Esteban, para darlas un respiro, las desconectaba por secciones y las patrulleras efectuaban ataques de saturación en la misma zona. Desde hacia días, toda la infantería aliada había pasado por el portal y estaban a salvo en las zonas de reagrupamiento, cercanos a Telesi 2. En la zona del Ares, la presencia federal y kedar era la mínima indispensable para mantener en marcha las operaciones de defensa, y todas las infraestructuras en la superficie de los planetas ocupados, ahora en manos bulban, había sido destruidos concienzudamente, para evitar que tecnología federal cayera en manos enemigas. El Odiseo, la nave que transportó los sistemas Petara, estaba preparado para embarcarlos de nuevo junto a otra nave gemela que albergaría a los interceptores y lanzaderas de combate del acorazado República y a parte de su tripulación. Hacia un par de días ...
    ... que un bombardero de gran capacidad, había llegado y se encontraba a la espera de recibir la orden para efectuar un bombardeo de cobertura con cohetes Delta para proteger el repliegue definitivo de las últimas unidades federales. Todo estaba preparado, solo faltaba que la flota de Bertil llegara, definitivamente, a la zona de control de Ares. El Fénix, se había trasladado a las inmediaciones de Telesi 2. Marisol quería estar presente para recibir a sus amigos, Esteban y Bertil, y a los tripulantes que todavía combatían en Magallanes. Durante todo el día, estuvo recorriendo todos los acuartelamientos provisionales diseminados por los sistemas de alrededor, levantando pasiones entre la tropa. Dio miles de besos y abrazos, posiblemente cientos de miles, y la vitoreaban llamándola por su nombre, algo que era habitual desde hacia varios años. Ya no era el general Martín: para sus tropas, era Marisol. Sus escoltas, y la propia Anahis, se vieron totalmente desbordados, y en ocasiones la perdían de vista causando desasosiego y alarma en ellos. Un afán desmedido impulsaba a los soldados a querer tocarla, sentir la presencia física y real de su heroína, y Marisol se entregaba en cuerpo y alma a ellos en una visita retransmitida en directo por los canales federales de televisión. Recibió regalos, bebió todo tipo de licores que la ofrecieron, algunos de dudosa procedencia, todo con sonrisas sinceras y agradecidas. Cuándo llegó el periodo de noche en el Fénix, regreso totalmente agotada y ...
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