1. De cómo mi inconsciente superó a mi consciente, o porqué soy así (2)


    Fecha: 09/05/2019, Categorías: Transexuales Tus Relatos Autor: Camila, Fuente: RelatosEroticos-Gratis

    Frank se fue un mes completo con sus papás a sus vacaciones de verano. Al principio yo había pensado que eso era todo, pero no podía sacar de mi mente las caricias de Camila, que me buscaba a través de mi WhatsApp o de la computadora, hasta que me decidí ir a visitarla. Camila vivía en la pequeña casa donde estaba la estética, y me dijo que era una herencia de sus padres. La estética era una diversión para ella, por lo que la podía cerrar o la dejaba a cargo de una de sus amigas travesti y nos íbamos los dos a la casa. A la primera vez que se me acercó transgredí a los deseos, y contra todos mis principios me dejé llevar de nuevo. Fue maravilloso, me acarició todo, me hizo sexo oral, me lamió el escroto, jugó con mis testículos, me lamió el ano, y lo nuevo es que acabó sodomizándome. Fue lo mejor que me había pasado. Y así seguimos, y yo participando cada vez más, pues ahora yo se la chupaba.
    
    Durante esa época, antes de tener relaciones con Camila solo pensaba en eso, en sexo con Camila, durante el acto no pensaba, simplemente me dejaba llevar y lo disfrutaba, pero después, poco a poco me comenzaban a entrar sentimientos de culpa. Siempre me pasaba que, al rato de salir de casa de Camila, me comenzaba a sentir estresado con los mismos pensamientos: “soy hombre y los hombres no hacen eso: si se enteran ya pasé a ser un puto maricón, y si mi familia lo sabe, se van a sentir traicionados, ...
    ... y si”…. y todas mis emociones y sentimientos se encontraban, y entraba en una angustia que solo la disminuía masturbándome y pensando en el día siguiente con Camila. Esos largos momentos de angustia no se los contaba ni a la propia Camila. Me daba pena. Sin embargo, el sexo de esa forma era una fuerza demasiado poderosa para poder controlarlo. Años después me di cuenta que Sigmund Freud tenía razón, por lo menos en mi caso, pues todos mis actos dependían del sexo. 
    
    Camila me convenció de regresar con Miko, y hacer videos hardcore con ella e incluso un día con Miko, y cada vez más intenso. Hay tantos videos porno en la red que los Miko los veía y antes de hacerlo me proponía el tipo de video que me gustaría hacer. Y a mí me gustaban los de Bondage ligero, es decir, que me amarraran, me pasaran algunos impulsos eléctricos o me dieran toques eléctricos (de baja intensidad), me volcaran cera de velas, y cosas por el estilo. Había otros de amarres complicados, que le gustaban a Miko y a lo cual yo accedía. Y cuando veía los videos me excitaba más que cuando los hacía, pero no me los podía llevar.
    
    Sin embargo, los sentimientos de culpa aparecieron y mucho más fuertes, al punto de, llorando, prometer no volver a hacerlo nunca más; mis creencias y los preceptos de mi religión salieron avante contra mi deseo sexual. Rompí todo contacto con Camila (que admito, me encantaba) y con Mika. 
    
    
     
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