1. De cómo mi inconsciente superó a mi consciente, o porqué soy así (6)


    Fecha: 09/05/2019, Categorías: Transexuales Tus Relatos Autor: Camila, Fuente: RelatosEroticos-Gratis

    Al día siguiente Frank invitó a uno de mis compañeros de clase. Cuando llegaron, yo ya estaba vestido de niña puta, con mis pequeños pantalones de mezclilla desabrochados y una pequeñísima camiseta que solo cubría mis tetillas. Tenía el pelo planchado, pero no estaba maquillado. Mi compañero al principio no me reconoció y Frank le dijo –qué te parece, está guapa, ¿no? Cógetela- Y me ordenó que comenzara a besarlo y acariciarlo. Cuando me acerqué, me reconoció, se echó para atrás sorprendido y dijo –pero si eres tú; ¿de qué se trata esto? 
    
    Pues que es una putita, siempre lo ha sido, pero lo tenía escondido, pero me dijo que le gustas mucho. Mi compañero seguía sorprendido pero se dejó que le chupara su polla y que lo calentara, me tiraron al piso y, boca arriba, yo le mamaba su escroto y me metía sus testículos a mi boca mientras Frank me masturbaba. Acto seguido, mi compañero me cogió con una fuerza que dejaba ver lo excitado que estaba. Al terminar y una vez que mi compañero se hubo ido, Frank me dijo. No voy a parar; deja pensar qué más cosas te voy a obligar a hacer. Ahora lárgate.  
    
    Los dos días siguientes fueron una pesadilla. No fui a la escuela y me enconché en mis pensamientos, que solo era ese aterrador sentimiento de culpa. El tercer día me animé y fui con Camila y le conté todo, todo, llorando de desesperación. Me propuso que dejara a mi familia y me fuera a vivir con ella, y que hiciera lo que quisiera, que aceptara que quería ser una travesti como ella. ...
    ... Le dije que sí quería pero no podía, pues era manchar todas mis creencias. Pues ya están bastante manchadas, me dijo Camila. Yo le dije que no, pues Frank me había obligado.
    
    Estaba en un dilema pero no veía salida, era una guerra en mi cerebro que ya no soportaba, que se había convertido en una guerra sin piedad. Pensé suicidarme. Al cuarto día, me comuniqué con Frank y le dije que quería hablar con él, a solas. No sabía que iba a decirle, pero necesitaba verlo. Por el móvil se rio burlonamente y me dijo que nos viéramos en su casa. 
    Al entrar a su casa mi actitud le sorprendió, y no solo a él, sino a mí también. Estaba agresivo y lo primero que le eche en cara era que la culpa era de él. Me había forzado a hacer lo que no quería, pero solo se reía. No me eches la culpa de que seas putita. Mi enojo creció y me abalancé para golpearlo, pero en un santiamén me controló y me aventó. 
    Sabes qué, ya me estoy cansando de ti, putita. Saco su celular, añadió varias fotos y videos míos en el grupo del colegio, y me dijo.
    Si no te vas, voy a apretar el botón de enviar.
    No te atreverías, le dije, con los ojos rojos de coraje.
    No me crees putita
    No
    Me acercó el celular para que viera los videos y el comando “enviar a todos”. Con una mano toqué el celular, lentamente, y lo vi a los ojos. Apreté mi mano alrededor del celular, se lo quité suavemente, mientras él me dijo – ¿y qué vas a hacer, putita?- y suavemente apreté el botón de enviar, e inmediatamente lo lancé al jardín de la ...
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