1. Vecina


    Fecha: 11/06/2019, Categorías: Confesiones Tus Relatos Autor: Don vergas , Fuente: RelatosEroticos-Gratis

    Estaba desasosegado por la forma de sus pecho; se veían suaves como malvaviscos. 
    jadeaba por la jornada rutinaria de sus domingos. 
    
    Todo en esa mujer llamaba ser cogida, penetrada. 
    
    Su marido que era mi amigo, vecino, le era infiel. 
    
    Cada fin de semana él se iba de fiesta y ella lavaba la ropa. 
    
    Su bata de dormir mojada era tan transparente, que se observaba las aureolad de sus pezones. 
    
    Pezones oscuros sujetas a una tetas grandes, que movían al aire junto con ella. 
    
    En su cabello tenia rollos, en su vagina tenia vellos. Imaginaba. 
    
    --¡Hola, vecina!---le dije levantando la mano en un gesto de solidaridad. 
    
    ---¡Hola, vecin!----me dice mientras extiende los pasntis de color azul. 
    
    Debe ser una señal. Una indicación para decirme que esta sola y quiere que vaya a follarla. 
    
    Llame a mi vecino, finalmente ese domingo seria mi noche. 
    
    Salí al supemercado  y compre: cuarenta y cinco cervezas, dos botellas de whisky, pollo y arroz. 
    
    Haría una fiesta he invitaría a mi vecino y a su mujer, María la reina de mis masturbaciones. 
    
    Fantaseaba con chuparle las tetas, chuparle el coño, y escucharla gritar de ...
    ... placer que no me detenga. 
    
    Eras las 8:00 pm. 
    
    Mi amigo llego y entre cerveza y cerveza, el se nublo. Y ella se desinhibo. 
    
    Ella estaba tirada en el sillón, con su falda subida, mostrando su ropa interior
    
    Parecía un chichón, tenia la vulva inchada, estaba mojada. 
    
    Sus pechos regados sobre su cuerpo, me llamaban. 
    
    --Finalmente seras mía--le digo, viendo como ronca de borracha. 
    
    Tome sus piernas, que no podía sujetar con facilidad, mis manos la tomaban. 
    Agarre sus glúteos y con su ropa interior azul se rompió, tenia poco vello. 
    
    Su vagina grande, jugosa, abierta. 
    Saco mi verga, el olor a vagina, hace que mi pene se hinche como un chorizo recién cocinado. 
    Esta húmeda, caliente, con la punta golpea su clítoris. 
    Todo en su sexo parecía hambriento desde su culo hasta sus tetas, parecía que no tenia acción constante. 
    
    Al sentir como la llenaba, empece a agitar con fuerza y ella gemía. 
     Con cada penetración sentía la gloria, mi vecina la deliciosas. 
    Ahora era mía. 
    Su rostro de placer, rojo, jadeante pidiendo más, más.
    Hasta que los dos quedamos mojados con las gotas de sudor corriendo por la espalda. 
     
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