1. Tarjetas black (Parte 2)


    Fecha: 17/11/2017, Categorías: Infidelidad Autor: Rober XL, Fuente: CuentoRelatos

    ... desde pequeña le interesó la policía y todo lo relacionado con la investigación y el crimen, razón por la que acabó haciendo trabajillos para diversos detectives, empresas y agencias públicas y privadas. Anna era independiente y temeraria, por eso no le había dicho a su marido nada sobre sus otras actividades, tampoco sabía que Anna tenía un amante. Un subcomisario enérgico y resuelto en el uso de la “porra”. Su esposo le daba cariño y caricias, el otro la follaba hasta dejarla agotada y con las piernas temblando. Así que ambos hombres se complementaban para satisfacerla. Si bien el recepcionista no era demasiado guapo, Anna a sus 47 años se sentía orgullosa de que un chico joven y alto se mostrase entusiasmado de acostarse con ella. Además de unos músculos adecuadamente firmes y marcados, el muchacho no estaba mal dotado, pero lo que a Anna le llamó la atención fue la verticalidad de la polla del chico, como poste apuntando al cielo, y eso que ni siquiera había empezado a chupársela. ― Que barbaridad, cómo se presentan estos jóvenes ―penso. Anna sabía cómo arrastrar al muchacho a su terreno. Ambos estaban desnudos, bueno casi desnudos… ya que Roberto le había pedido a Anna que se dejara las medias y las braguitas. Cosa que a ella le pareció bien, aquellas medias hacían que sus fuertes piernas lucieran increíblemente contorneadas. Durante un rato, de pie ambos se acariciaron sintiendo el contorno del otro. Anna recorrió el pecho y el torso del chico hasta agarrar su sólida ...
    ... verga. El muchacho exploraba con premura sus tetas, su culo, su boca, hasta que Roberto le mandó que se pusiera de rodillas sobre la cama. El muchacho vio a la mujer acercarse a cuatro patas y como tras sacudir dos o tres veces el sexo que él le ofrecía se lo llevó a la boca. Llevaba puestas las bragas y las medias, pero sus grandes tetas colgaban ondulando libremente. Nunca había tenido a su alcance unas tetas como aquellas. Mientras ella chupaba y lamía su polla, el muchacho le pellizcaba delicadamente los pezones, provocando sonidos sugerentes en Anna que comenzó a gemir más fuerte, casi continuamente. La madura esposa se calmó un poco y se detuvo para alzarse y besarle el cuello. Ella era quién controlaba la situación. Luego se dedicó a lamer su pecho y su abdomen de mármol. Se deslizó otra vez como una serpiente hasta tener enfrente aquél joven y poderoso rabo. No pudo resistir la excitación que aquel jugoso miembro hacia crecer en ella. Comenzó a besarlo muy delicadamente, empezando por el inflado glande. Después sacaba la lengua y la deslizaba por toda la columna, en un cálido y largo lametón de casi veinte centímetros. El muchacho permanecía inmóvil con los brazos en su espalda, con aspecto de terrible excitación, la mirada fija en Anna. Acto seguido, la señora abrió su boca y engulló aquel hermoso miembro hasta donde pudo. Siempre se le había dado bien. Con la boca llena, Anna variaba de técnica. Unas veces chupaba ruidosamente el capullo como si se tratase de un ...
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