1. Incrustaciones Forzadas


    Fecha: 06/09/2019, Categorías: Incesto Tus Relatos Autor: Sombra, Fuente: RelatosEroticos-Gratis

    ... su devoción hacia su hermano y hacia esa promesa. Se dejó caer de golpe, por fín se había entregado con todo su corazón, cuerpo y espíritu al hombre que idolatraba. 
    
    De  aquél de quien necesitaba escapar porque eran tantos sentimientos juntos que la incineraban por dentro.
    
    La mueca que le mostraba su dolor físico era nada en comparación a la dicha y al alivio que sentía al estar por fín juntos, unidos en una sola existencia, en un sólo camino con todas las consecuencias que ello implicaba. Durante unos segundos que se volvieron días, los dos intercambiaron miradas nuevamente, pero ahora, ahora ya no necesitaron palabras. Todo estaba claro, ya no había gritos y nadie forcejeaba porque ya era inútil hacerlo.
    
    Él movió su pelvis circularmente un poco, debido a su buena condición física la levantó sin problemas, aunque no hubo un ápice de movimiento interno. El meato estaba pegado a su cervix, y no había movimiento aparente.
    
    Se inclinó sobre él, sus manos con uñas perfectamente cuidadas pasaron de posarse en su abdomen a apoyarse sobre su pecho, la penetración se hizo más profunda, arrancándole un gemido inesperado, agudo y corto, casi como el tímido maullido de una gata. Por vez primera se sonrojó frente a él. 
    Deteniéndose a escasos milimetros, sus rostros casi estaban pegados, sus respiraciones se cruzaban, pero sus miradas se concentraban en el lateral de la cara del otro, intentando no verse antes de hacer eso que faltaba. Sin saber cuando pasó, sus labios se ...
    ... tocaron, se entreabieron y sus lenguas comenzaron a explorar la cabidad del otro. Sus salivas pasaron de una a otra lengua, sus papilas se saborearon. El acto final estaba hecho, el pacto se había cerrado y la eternidad les había acogido a ambos en su seno.
    
    Sin despegar sus labios, ambos comenzaron a mover sus pelvis, iniciaba el primer mete y saca, pero no el último. Lucía podía sentir toda esa longitud en su interiror, el calor que ambos emanaban era suficiente como para hornear un bollo y lo estaban haciendo.
    
    Los gemidos, gritos y sonidos inentendibles no se dejaron esperar. Ella tuvo que despegar su boca de la de él para poder respirar más profundamente. Gemir más escandalósamente, demsotrar lo bien que se sentía, lo feliz que se encontraba, el amor que recibía, el placer en que se ahogaban.
    
    Variaban el ritmo, se notaba que Felipe llevaba la batuta, en tanto que Lucía era algo torpe por su inexperiencia, pero aprendía rápido, necesitaba estar a la altura de las circunstancias.
    
    Tras varios minutos, Lucía llegó al climax, se vino con tanta intensidad que se dejó caer como muñeca de trapo sobre Felipe. Casi toda ella se quedó inmovil, los únicos músculos que se siguieron moviendo fueron los vaignales, las contracciones de estos por el placer de las arremetidas le llevaron a él al suyo.
    Por más que trató de contenerse, de avisarle a ella que se levantara y lo liberara, no fue posible evitarlo.
    
    -Luci, Lu...levántate, voy a acabar adentro, no puedes dejar que ...
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