1. La calentonsita de la Yani


    Fecha: 21/11/2017, Categorías: Sexo Oral Autor: ámbar coneja, Fuente: CuentoRelatos

    ... pene de los adentros de mi pantalón y lo sujetó en el hueco de su manito llena de migas de galletitas. Quise pedirles que reflexionen, que cualquiera podía vernos y demás. Pero solo aceleré camino al mismo descampado en el que Yani había logrado hacer feliz a mi cuerpo con su arte de petera golosa. En cuanto llegamos la nena apagó el stereo, se apelotonó en el asiento y juntó sus labios a mi glande para lamerlo y jugar a que era un micrófono. De hecho, mientras su lengua me estremecía la verga decía: ¡1, 2, 3, probando!, y se reía al tiempo que la Yani le pegaba en la cola. De repente su boca se abrió agradecida y expectante, y entonces su saliva decoró mi pija en medio de los saltitos de su cabeza, sus atragantadas productos del roce constante en su campanilla y de los intrépidos dedos de Yanina en sus agujeritos. Ella le había bajado la calza y, aunque no veía con exactitud, podía jurar que se la estaba cogiendo con los dedos por encima de su culote rosado. ¡cogeme la boca, agarrame del pelo y manoseame toda papi!, dijo Maite entre que elegía chuparme los huevos o la pija. Cuando la sacudí del pelo intentando que se trague mi poronga lo más que fuera posible, ella gritaba histérica para detenerme. Pero su garganta se inmovilizaba cada vez que mi glande la transgredía. Me asusté un poco cuando la guacha me la mordió, y medio que hasta se me bajó en el momento que lo hizo. Pero cuando le pegué preguntándole que mierda le pasaba dijo: ¡así, pegame malo, y dame la leche como a ...
    ... la Yani, o te gusta más cómo te la mama ella?! Yanina estaba nerviosa, y en el aire había una atmósfera extraña. Cuando vi que Yanina se bajó del auto y abrió la puerta de Maite no supe qué hacer, ni qué se traía entre manos. Les pedí mesura y orden. Pero Yanina sacó prácticamente de los pelos a su amiga del auto, le bajó la bombacha y se agachó para morderle el culo y la conchita peluda que tenía. Pronto las dos abrieron la puerta y me empezaron a pajear. Yo me había estimulado al toque viendo cómo Maite ponía cara de asco mientras su amiga frotaba su rostro en su sexo. Pero ahora me la chupaban entre las dos. Yanina quería ser más profunda, puerquita y deliciosa en su concepto de petera, y lo lograba. Le pedía a Maite que friegue sus tetas contra mi pija, y después ella se las chupaba. Se pasaba mi pija por el pelo, la olía, la escupía y le comía la boca a Maite cuando ella me lamía el escroto. Me pajeaba, trataba de colarle dedos a su compañera sin éxito, y no se resignaba a tratarla de nena frígida. Cuando acabé toda mi leche fluyó descarada y violenta en la boquita de la Yani, quien primero la saboreó, y después se la escupió en la boca a Maitena. Apenas el cielo se volvía cada vez más negro, también mis convicciones oscurecían en mi consciencia. Entonces decidí que lo mejor era subir a esas nenas al auto, llevarlas a la plaza y que cada quien tome su rumbo. Al otro día presenté la renuncia en ese establecimiento. No sé por qué, pero algo no me gustaba de la situación. ...
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